Publicado en "Acercar a la Gente" N° 14 del 15/04/2000
A poco de salir de la localidad,
desde calle Santa Fe hacia el N. O. por la vieja ruta 94, la de una sola
mano, encontramos una extraña elevación del terreno conocido por muchos
como "la loma". Esto es parte de la obra inconclusa que
proyectaba unir las ciudades de Rosario y Río Cuarto mediante el entonces
Ferrocarril Pacífico que más tarde pasó a llamarse Bartolomé Mitre. La
ley 2394 dispuso la construcción del tramo Rosario-Peyrano y la 8366 la
extensión hasta Otto Bemberg (dueño de esas tierras), hoy Rastreador
Fournier (nombre asignado por el gobierno de Perón).
La apertura al servicio público de
esta estación se realizó el 15 de julio de 1914 pero de ella solo quedan
despojos. En el lugar, donde también hay una planta de silos para granos,
podemos ver parte de su antiguo esplendor: el tanque de agua para las
locomotoras a vapor, el puente para girarlas (que aún funciona), la playa
de maniobras y las ruinas saqueadas de los edificio de la estación y
viviendas para el personal. Hasta fines de la década del '70 y principios
del '80 aún existían varias dependencias junto a un amplio galpón con
fosas destinadas a reparaciones. Se cuenta que hasta esta estación
llegaron objetos que conocemos, como el mástil de la plaza 9 de Julio o
la imagen de S. Isabel de Portugal.
El tendido de la línea continuó en
dirección S. O. solo algunos metros (algo más de 1 km. de lo que ahora
es el desvío de la ruta 94 hasta el comienzo del campo de Vanni, pasando
por el que fuera de la familia Gavio) pero la obra se detuvo debido a la
primera guerra mundial y ese tramo solo se usó para acumular viejos
vagones hasta que se lo levantó definitivamente. Luego, en la década del
'50 se realizó el empalme con la estación Santa Isabel.
Cuando en la década del '30 se hizo
la ruta 94, el terraplén de la vía ya estaba hecho. Desde ese entonces
existe "la loma".
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