Publicado en "Acercar a la Gente" Nº 73 del 20/11/2006
Una larga charla, difícil de resumir, hemos mantenido con parte del
personal del Hospital Miguel Rueda. En ella recorrimos las diversas
vivencias que un lugar tan complejo como ese permite recoger a
enfermeras y médicos. De la rueda, mate incluido, participaron varias
personas que por momentos, requeridas por sus obligaciones, debían
abandonarla.
Estuvimos dialogando con René Nievas, Marta Lobos, María de los Ángeles Rossi, María Lobera, Estela Rivarola y el Dr. Ignacio Costa. Estaban presentes también Marisabel Arias y Susana Díaz.
Comenzar a trabajar.
Cuenten cuando y cómo empezaron a trabajar en el Hospital Miguel Rueda.
Marta: Empecé a trabajar de enfermera en el '69 cuando era director el Dr. Farr. Él me enseñó a poner inyecciones, a atender un enfermo, a controlar una parturienta, a hacer tacto, porque hacíamos todo en aquel tiempo. Incluso hasta he atendido partos, porque el médico no llegaba!
Estela: Yo entré en el '73 directamente al asilo. Me enseñaron a limpiarlo y a atender a los abuelos. Me fui haciendo en el asilo, después pasé a la cocina y por último a la parte hospitalaria. Antes se entraba de ojo pero ahora te exigen un título. En 1994 todas hicimos el curso de enfermera auxiliar y en 2004 el de reconversión.
María L.: En cambio yo ya tenía un título cuando empecé. Después me alejé 5 años y volví en 2001 como mucama y más tarde empecé con los turnos rotativos.
M. de los A.: Yo llegué por un pedido de traslado en la época del Dr. Araujo. Había venido a pasear unos días y le pregunté al Dr. Araujo, que era el director, si había lugar para venirme. Y el me contestó que cuando me fuera a Santa Fe no volvería más. Pero un 29 o 30 de diciembre le llevé la nota de traslado y el no lo podía creer. En ese tiempo estaban de enfermeras Elba Otañe, "Chiquita" Aguilera, María Bilós, Nelly Bertozi, Marta Carranza...
René: Cuando empecé a hacer esto estaba de director el Dr. Sylvester y como enfermeras también Mary Krenz y Marta Zabala. Esto todavía era una boca de lobos.
Marta: Estaba el monte, no había pavimento y el hospital estaba rodeado de ligustros altos. Pero el hospital, anteriormente, cuando no tenía el asilo ni el quirófano ni las habitaciones nuevas, era más chico y más fácil de controlar. Por eso ahora tenemos sereno, pero hasta hace unos diez años las enfermeras nos quedábamos solas a la noche.
¿Cuantos enfermos hay normalmente?
Estela: Podés tener varios o ninguno, pero cuidado que está el asilo. Hay que recorrer, darles la medicación y además en los tres turnos hay que cambiar pañales, higienizarlos, bañarlos...
Marta: Hace un tiempo que a ese trabajo no lo hago porque estoy en cirugía y farmacia, pero lo hice durante 43 años. Cuando uno ama a la profesión lo hace con cariño y respeto.
René: Además las mucamas y hasta el sereno nos ayudan a hacerlo.
Marta: Claro, nos ayuda Jorge Baldessari, que es el más antiguo de los hombres, porque ahora se sumó Gustavo Cañete que es enfermero... Todos terminamos haciendo lo mismo.
De borrachos, malos y otras yerbas.
A propósito de sereno, normalmente vemos la actividad diaria pero ¿qué cosas suceden cuando llega la noche?
Estela: De noche o de día, si hay un problema la enfermera debe suspender la higienización y dedicarse a la urgencia.
René: Una noche vinieron de una fiesta varios chicos y golpeaban la puerta a los gritos: "¡Queremos un médico, queremos un médico! Así que abrimos y entraron todos insultando y diciendo cualquier cosa porque estaban tomados; rompieron unas maderas... Mientras, la enfermera hizo un llamado como pidiendo al médico, pero cuando cortó uno de ellos dice, "esta llamó a la policía". En ese tiempo no había sereno y tuvimos miedo. Decí que enseguida llegó la policía y se los tuvieron que llevar.
Marta: Las noches de carnavales esto se llenaba de borrachos, de peleas...
Estela: Pero antes a los borrachos los apaciguábamos más facilmente, en cambio ahora no los podemos parar. Nos pegan, te dicen cosas que te da vergüenza y no sabés que contestar. Son todos malos!...
Marta: Cuando estaba la Cantina también había borrachos y accidentados.
María L.: Una vez vino uno para que le sacáramos los puntos. Le expliqué que si no teníamos autorización del médico no podíamos hacerlo, que era sábado y que hace guardias pasivas y solo en caso de urgencia se lo llama. Era un sábado a la tarde. Fue a la casa del médico y lo matoneó, tal es así que nos llamó diciendo que se los sacáramos. Cuando fui a sacárselos el tipo estaba indignadísimo, decía que él iba a poner en orden las cosas en el hospital. Y además me dijo "no me vayas a hacer mal porque te voy a pegar una trompada".
Los personajes y sus historias.
Estela: Tenemos también los personajes que vienen siempre.
Un ejemplo...
María L.: Por ejemplo gente a la que le dijo el médico que se controle la presión pero te viene a las tres de la mañana , a las cuatro, y así. Porque es un tema algo sicológico.
María de los A.: En el asilo tuvimos muchos personajes. Uno se nos escapaba y como era alcohólico siempre venía casi arrastrándose. Tuvimos una tandita media brava, que se emborrachaban, que no se querían bañar. Cuando los querías meter al baño nos decían de todo.
Marta: Había uno que hacía caer el agua de la ducha, se ponía al costado y se ponía a fumar. Yo abría la puerta y lo veía... Fumaba el puchito mientras le caía el agua al lado!.
M. de los A.: Y cuando se peleaban entre ellos... Había que estar al medio para separarlos!
René: Hay gente que te cae a las dos o las tres de la mañana, que quieren una pastilla o tomarse la presión, o con delirios, ven cosas, se imaginan cosas...
M. de los A.: Hubo una época en que los bomberos nos traían siempre a una persona, que no era de acá, porque tenía problemas psicológicos. Ya lo habíamos adoptado...
En otra oportunidad los bomberos trajeron un paciente con problemas de nervios en la ambulancia y entró el Doctor en el office. Justo llegó una persona que tenía un enfermo y se pensó que la que estaba en la camilla era el familiar de él. Se enojó, hizo un desastre, le quiso pegar al Doctor, rompió cosas! Y la paciente que estaba atacada de los nervios, al ver todo este drama, se sentó en la camilla y dijo: "Pero este está más loco que yo, yo me voy de acá!!
Las Urgencias.
Dr. Costa: Una cosa importante hay que destacar. Y es el hecho de que las enfermeras del hospital, siempre, sin ser convocadas, cuando sienten las sirenas de los bomberos se vienen a trabajar cualquiera sea la hora y sin saber qué es lo que ha ocurrido. En mayo del año pasado cuando volcó un colectivo en la ruta fui por 35 heridos y si no hubiese sido por ellas esto se desbordaba. Ese día éramos el Dr. Alianak, el Dr. Grossi y el Dr. Hernández de Villa Cañás, las chicas y yo. Y a ellas nadie las llamó, vinieron solas.
Hay que resaltar este trabajo voluntario que va más allá de las horas que tienen que cumplir y del sueldo. Tienen puestas la camiseta del hospital.
El trato con el dolor y con la muerte.
¿Cómo sobrellevan los trances más duros de un enfermo?
M del A: A veces la gente se piensa que nosotros somos de corazón duro, que no sufrimos, pero no es así.
Dr. Costa: Yo ceo que uno ya se ha hecho una corteza y va tomando con frialdad las cosas que ve. En un hospital de ciudad los pacientes por lo general son anónimos, pero acá es el vecino, el amigo, el compañero de la escuela. Es duro.
M. de los A.: Si son criaturas, es peor. En el momento no tengo problemas, pero después duele.
Marta: Esas cosas nos afectan muchísimo.
De tanto estar en contacto con la muerte, alguna vez notaron algo que confirme la existencia de otra vida?
Dr. Costa: Las enfermeras viejas cuentan cosas. Yo no lo viví acá, pero sí en Santa Fe. El shock room es una habitación de pacientes críticos, donde fallece la gente. Me pasó de estar una noche de guardia en que no había pacientes y sentir "Doctor, doctor!" y darme vuelta y no ver a nadie.
¿No habrá sido algo psicológico suyo?
Dr. Costa: Puede ser. La explicación es la que vos quieras, pero el sonido se escuchó.
M de los A.: En un tiempo algunas de las chicas que trabajaban acá sentían correr agua en alguna de las habitaciones, siempre fue en la parte nueva, como si una canilla estuviera volcando, volcando. Y cuando iban a ver no había nada.
Dr. Costa: Lo que yo veo siempre es lo que ocurre con pacientes muy críticos, terminales, a punto de morir. Lo llamamos a Raúl (Trognot), viene él y le da la extremaunción. El paciente tiene unos 5 o 6 minutos de conexión, se va el cura y fallece al poco tiempo.
M. de los A.: Es cierto. Lo hemos visto en muchos casos. A veces también están esperando a alguien especial, un familiar o un amigo. Llega esa persona, charlan un rato y se muere. Yo creo que la gente sabe cuando le está llegando el final.
¿Y qué es lo que cuentan las enfermeras viejas de otros hospitales?
Dr. Costa: Cuentan sobre fenómenos como ver imágenes o escuchar voces, objetos que cambian de lugar. Por ejemplo de saber que en el '73 murió una mamá por una eclampsia, que estaba dando a luz, y escuchan el llanto de un bebé a la madrugada. Cosas de ese tipo, y yo les creo.
Es como que el alma queda en ese lugar. Y estas cosas se dan en los lugares donde la gente fallece.
Marta: Yo me he quedado infinidad de veces sola en el hospital pero nunca me pasó nada de esto...
La camiseta.
¿Es cierto lo que dice el Doctor, de que Ustedes tienen puesta la camiseta del hospital?
Marta: Si, claro que sí! Tenemos puesta la camiseta del Hospital. Y no nos hablen mal del hospital, porque nos enojamos mucho... (risas).
Cuenten cuando y cómo empezaron a trabajar en el Hospital Miguel Rueda.
Marta: Empecé a trabajar de enfermera en el '69 cuando era director el Dr. Farr. Él me enseñó a poner inyecciones, a atender un enfermo, a controlar una parturienta, a hacer tacto, porque hacíamos todo en aquel tiempo. Incluso hasta he atendido partos, porque el médico no llegaba!
Estela: Yo entré en el '73 directamente al asilo. Me enseñaron a limpiarlo y a atender a los abuelos. Me fui haciendo en el asilo, después pasé a la cocina y por último a la parte hospitalaria. Antes se entraba de ojo pero ahora te exigen un título. En 1994 todas hicimos el curso de enfermera auxiliar y en 2004 el de reconversión.
María L.: En cambio yo ya tenía un título cuando empecé. Después me alejé 5 años y volví en 2001 como mucama y más tarde empecé con los turnos rotativos.
M. de los A.: Yo llegué por un pedido de traslado en la época del Dr. Araujo. Había venido a pasear unos días y le pregunté al Dr. Araujo, que era el director, si había lugar para venirme. Y el me contestó que cuando me fuera a Santa Fe no volvería más. Pero un 29 o 30 de diciembre le llevé la nota de traslado y el no lo podía creer. En ese tiempo estaban de enfermeras Elba Otañe, "Chiquita" Aguilera, María Bilós, Nelly Bertozi, Marta Carranza...
René: Cuando empecé a hacer esto estaba de director el Dr. Sylvester y como enfermeras también Mary Krenz y Marta Zabala. Esto todavía era una boca de lobos.
Marta: Estaba el monte, no había pavimento y el hospital estaba rodeado de ligustros altos. Pero el hospital, anteriormente, cuando no tenía el asilo ni el quirófano ni las habitaciones nuevas, era más chico y más fácil de controlar. Por eso ahora tenemos sereno, pero hasta hace unos diez años las enfermeras nos quedábamos solas a la noche.
¿Cuantos enfermos hay normalmente?
Estela: Podés tener varios o ninguno, pero cuidado que está el asilo. Hay que recorrer, darles la medicación y además en los tres turnos hay que cambiar pañales, higienizarlos, bañarlos...
Marta: Hace un tiempo que a ese trabajo no lo hago porque estoy en cirugía y farmacia, pero lo hice durante 43 años. Cuando uno ama a la profesión lo hace con cariño y respeto.
René: Además las mucamas y hasta el sereno nos ayudan a hacerlo.
Marta: Claro, nos ayuda Jorge Baldessari, que es el más antiguo de los hombres, porque ahora se sumó Gustavo Cañete que es enfermero... Todos terminamos haciendo lo mismo.
De borrachos, malos y otras yerbas.
A propósito de sereno, normalmente vemos la actividad diaria pero ¿qué cosas suceden cuando llega la noche?
Estela: De noche o de día, si hay un problema la enfermera debe suspender la higienización y dedicarse a la urgencia.
René: Una noche vinieron de una fiesta varios chicos y golpeaban la puerta a los gritos: "¡Queremos un médico, queremos un médico! Así que abrimos y entraron todos insultando y diciendo cualquier cosa porque estaban tomados; rompieron unas maderas... Mientras, la enfermera hizo un llamado como pidiendo al médico, pero cuando cortó uno de ellos dice, "esta llamó a la policía". En ese tiempo no había sereno y tuvimos miedo. Decí que enseguida llegó la policía y se los tuvieron que llevar.
Marta: Las noches de carnavales esto se llenaba de borrachos, de peleas...
Estela: Pero antes a los borrachos los apaciguábamos más facilmente, en cambio ahora no los podemos parar. Nos pegan, te dicen cosas que te da vergüenza y no sabés que contestar. Son todos malos!...
Marta: Cuando estaba la Cantina también había borrachos y accidentados.
María L.: Una vez vino uno para que le sacáramos los puntos. Le expliqué que si no teníamos autorización del médico no podíamos hacerlo, que era sábado y que hace guardias pasivas y solo en caso de urgencia se lo llama. Era un sábado a la tarde. Fue a la casa del médico y lo matoneó, tal es así que nos llamó diciendo que se los sacáramos. Cuando fui a sacárselos el tipo estaba indignadísimo, decía que él iba a poner en orden las cosas en el hospital. Y además me dijo "no me vayas a hacer mal porque te voy a pegar una trompada".
Los personajes y sus historias.
Estela: Tenemos también los personajes que vienen siempre.
Un ejemplo...
María L.: Por ejemplo gente a la que le dijo el médico que se controle la presión pero te viene a las tres de la mañana , a las cuatro, y así. Porque es un tema algo sicológico.
María de los A.: En el asilo tuvimos muchos personajes. Uno se nos escapaba y como era alcohólico siempre venía casi arrastrándose. Tuvimos una tandita media brava, que se emborrachaban, que no se querían bañar. Cuando los querías meter al baño nos decían de todo.
Marta: Había uno que hacía caer el agua de la ducha, se ponía al costado y se ponía a fumar. Yo abría la puerta y lo veía... Fumaba el puchito mientras le caía el agua al lado!.
M. de los A.: Y cuando se peleaban entre ellos... Había que estar al medio para separarlos!
René: Hay gente que te cae a las dos o las tres de la mañana, que quieren una pastilla o tomarse la presión, o con delirios, ven cosas, se imaginan cosas...
M. de los A.: Hubo una época en que los bomberos nos traían siempre a una persona, que no era de acá, porque tenía problemas psicológicos. Ya lo habíamos adoptado...
En otra oportunidad los bomberos trajeron un paciente con problemas de nervios en la ambulancia y entró el Doctor en el office. Justo llegó una persona que tenía un enfermo y se pensó que la que estaba en la camilla era el familiar de él. Se enojó, hizo un desastre, le quiso pegar al Doctor, rompió cosas! Y la paciente que estaba atacada de los nervios, al ver todo este drama, se sentó en la camilla y dijo: "Pero este está más loco que yo, yo me voy de acá!!
Las Urgencias.
Dr. Costa: Una cosa importante hay que destacar. Y es el hecho de que las enfermeras del hospital, siempre, sin ser convocadas, cuando sienten las sirenas de los bomberos se vienen a trabajar cualquiera sea la hora y sin saber qué es lo que ha ocurrido. En mayo del año pasado cuando volcó un colectivo en la ruta fui por 35 heridos y si no hubiese sido por ellas esto se desbordaba. Ese día éramos el Dr. Alianak, el Dr. Grossi y el Dr. Hernández de Villa Cañás, las chicas y yo. Y a ellas nadie las llamó, vinieron solas.
Hay que resaltar este trabajo voluntario que va más allá de las horas que tienen que cumplir y del sueldo. Tienen puestas la camiseta del hospital.
El trato con el dolor y con la muerte.
¿Cómo sobrellevan los trances más duros de un enfermo?
M del A: A veces la gente se piensa que nosotros somos de corazón duro, que no sufrimos, pero no es así.
Dr. Costa: Yo ceo que uno ya se ha hecho una corteza y va tomando con frialdad las cosas que ve. En un hospital de ciudad los pacientes por lo general son anónimos, pero acá es el vecino, el amigo, el compañero de la escuela. Es duro.
M. de los A.: Si son criaturas, es peor. En el momento no tengo problemas, pero después duele.
Marta: Esas cosas nos afectan muchísimo.
De tanto estar en contacto con la muerte, alguna vez notaron algo que confirme la existencia de otra vida?
Dr. Costa: Las enfermeras viejas cuentan cosas. Yo no lo viví acá, pero sí en Santa Fe. El shock room es una habitación de pacientes críticos, donde fallece la gente. Me pasó de estar una noche de guardia en que no había pacientes y sentir "Doctor, doctor!" y darme vuelta y no ver a nadie.
¿No habrá sido algo psicológico suyo?
Dr. Costa: Puede ser. La explicación es la que vos quieras, pero el sonido se escuchó.
M de los A.: En un tiempo algunas de las chicas que trabajaban acá sentían correr agua en alguna de las habitaciones, siempre fue en la parte nueva, como si una canilla estuviera volcando, volcando. Y cuando iban a ver no había nada.
Dr. Costa: Lo que yo veo siempre es lo que ocurre con pacientes muy críticos, terminales, a punto de morir. Lo llamamos a Raúl (Trognot), viene él y le da la extremaunción. El paciente tiene unos 5 o 6 minutos de conexión, se va el cura y fallece al poco tiempo.
M. de los A.: Es cierto. Lo hemos visto en muchos casos. A veces también están esperando a alguien especial, un familiar o un amigo. Llega esa persona, charlan un rato y se muere. Yo creo que la gente sabe cuando le está llegando el final.
¿Y qué es lo que cuentan las enfermeras viejas de otros hospitales?
Dr. Costa: Cuentan sobre fenómenos como ver imágenes o escuchar voces, objetos que cambian de lugar. Por ejemplo de saber que en el '73 murió una mamá por una eclampsia, que estaba dando a luz, y escuchan el llanto de un bebé a la madrugada. Cosas de ese tipo, y yo les creo.
Es como que el alma queda en ese lugar. Y estas cosas se dan en los lugares donde la gente fallece.
Marta: Yo me he quedado infinidad de veces sola en el hospital pero nunca me pasó nada de esto...
La camiseta.
¿Es cierto lo que dice el Doctor, de que Ustedes tienen puesta la camiseta del hospital?
Marta: Si, claro que sí! Tenemos puesta la camiseta del Hospital. Y no nos hablen mal del hospital, porque nos enojamos mucho... (risas).
Parte del personal del Hospital Miguel
Rueda. De izq. a der. Arriba, :María de los Ángeles Rossi, Dr.
Ignacio Costa, María Lobera. Abajo: René NIevas y Marta Lobos.
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