Publicado en "Acercar a la Gente" Nº 33 del 20/12/2001
Sin
ellos no serían posibles ciudades y pueblos, ni casas en el campo. El
ladrillo, material casi irreemplazable en las construcciones de nuestra
cultura, se sigue fabricando, casi sin variantes, desde épocas remotas
con técnicas y secretos que han ido pasando de generación en generación.
Esos pedazos de barro cocido que conforman las paredes que nos cobijan representan sabiduría, trabajo y esfuerzo. Es que cuando el sol del verano cae sin piedad o arrecia el viento helado del sur en pleno invierno, los "horneros" o "ladrilleros" llevan adelante su fatigosa y casi ignorada labor.
Felipe Romero, que conoce mucho de esto, nos recibió en un atardecer de noviembre en su casa de la zona sur de nuestra localidad y mientras el sol desaparecía rojo tras el horizonte, habló de esas técnicas y secretos, sobre su vida y aspectos olvidados del Santa Isabel de ayer.
Cuéntenos cuales han sido sus trabajos.
= Yo nací en 1933 en Iriarte, provincia de Buenos Aires y fui boyero de muy chico, comencé a los 7 años en una chacra, a unas tres leguas de Teodelina. A esa eda mis padres se fueron a San Gregorio y cuando tenía 9 años me vine para acá. Trabajé en la chacra de José Farrando y después en lo de Don Vicente Lantaret, en el campo de Rueda. Cuidaba los caballos, las vacas, le ayudaba a la patrona; en las chacras había mucho trabajo... Pero en lo que más trabajé fue en los ladrillos, cuando tenía 14 años empecé a trabajar en el horno de Lemos, que estaban frente al cementerio. Ahí fui boyero, pisaba barro, iba a cargar liga con las chatas, practicaba para cortar... He trabajado de cortador mucho tiempo. También, con el "Ruso" Uliase, hice ladrillos en la estancia de Rueda.
A los 16 años me fuí a la zona de Mercedes en Buenos Aires y volví en el '66, estuve en Villa Cañás trabajando en los galpones, con las bolsas; después me fui a Venado Tuerto. En el '77 vine a trabajar como cortador en el horno de Momo y con Boschi, trabajé en el frigorífico unos 5 años y después me dedique a la leña con mi hijo, todo a hacha o con el tronchador. Cuando el precio de la leña empezó a bajar pusimos horno en casa donde trabajamos mucho tiempo.
Me dediqué a otras cosas, pero en lo que más estuve fue en el tema de los hornos.
Si alguien decidiera dedicarse a fabricar ladrillos ¿Qué debería hacer?
= Primero plantar un campamento. Se necesita limpiar el terreno, nivelarlo, darle una caída, un desagüe para que el agua no se pare en las "canchas" y al mismo tiempo que no suba hacia los "pedales", donde están las pilas. Para eso se necesita una motoni-veladora, porque ya no se hace más a mano.
También se necesita un tractor para hacer el barro y tierra negra, si la hay; aunque puede ser una mezcla o directamente tierra colorada, que es una tierra fría, de la segunda punteada. La tierra negra es la tierra caliente, más gorda. La tierra colorada es una tierra fría, una tierra flaca con la que el ladrillo normalmente sale bien pero se necesitan muchas más horas de fuego, más carbonilla, más leña, más gastos...
Tenemos que hablar de dos o tres hectáreas para sacar la tierra, porque de cada hectárea se saca un millón de ladrillos con una palada de unos 30 cms. de profundidad. Por lo general se trabaja al 10%, que es lo que cobra el dueño de la tierra al hornero. Se pide hasta el 15%, pero lo más justo es el 12%, que es lo que el hornero puede pagar, más no porque ya es casi trabajar para el dueño de la tierra, hay que tener en cuenta que en toda hornalla siempre hay pérdidas y el hornero entrega ese porcentaje en ladrillos.
Además se necesita la liga o bosta de caballo que también tiene su gasto, flete, la gente, etc. Ya no es muy fácil conseguirla como en otros tiempos, ahora hay que buscarla en el pié de los silos de pasto, la parte que se pudre y también se consigue en los frigoríficos, es el pasto que se saca del librillo de la vaca, no el digerido sino el que el animal comió para después masticar o rumiar. Antes, como existía mucha caballada, muchas parvas y muchas chacras se traían camionadas de liga de los corrales, es por eso que los ladrillos de antes eran más duros que los de ahora, mucho mejores, porque tienen liga de caballo y pastos de alfalfa que era pisoteado en los pesebres, donde comían. Además estaba el corral, donde bosteaban los caballos, eso se levantaba todo y era una liga buenísima. La fuerza de esta liga se debe mucho, y esto los viejos horneros lo saben muy bien, al orín del caballo sobre el pasto o la bosta. En invierno le echaban esa liga al pisadero y el barro estaba caliente, levantaba temperatura, fermentaba; el cortador en invierno metía la mano y el barro estaba calentito. Si no tiene liga, el ladrillo no tiene consistencia.
¿Y como es el proceso para la fabricación de ladrillos?
= Digamos que mayoritariamente se sigue usando la misma técnica de siempre.
La tierra se cargaba antiguamente con la pala, en carros o carretillas y se llevaba al pisadero para hacer el barro mezclado con la liga. Hay pisaderos que se cargan como para unos 20.000 ladrillos, en un círculo de unos 6 o 7 metros de diámetro. Una hornalla puede llevar dos pisaderos y medio, si se hace una hornalla de 50.000 ladrillos. Pueden ser más grandes, en Venado Tuerto hemos hecho hornallas de 150.000 ladrillos. Ahora se están haciendo chicas porque falta plata, pero en otras épocas había más respaldo para hacerlo, y también porque el comprador venía y ponía la plata para lo que necesitabas comprar, por ejemplo, la leña. Era el tiempo en que se llevaba todo a Buenos Aires. Venían consignatarios, también había dos de acá, que compraban los ladrillos y los mandaban por ferrocarril.
Una vez puesta la tierra y la liga en el pisadero, según la modalidad del momento, se mojaba todo y al otro día a la mañana, a primera hora se le echaba la yeguada, unos 15 o 20 animales para pisar ahí adentro. Se "rompía" ese día, o sea se pisaba unos 20 minutos, para que el barro se mezclara un poco. Así, los cascotes, al otro día ya estaban blandos y se le daba medio día de pisada. Cuando el barro estaba hecho, "encartado", se notaba porque el caballo, al caminar con el vaso dejaba el barro liso, se lo puede comparar con una manteca.
A los caballos, durante unas cuatro horas, había que hacerlos dar vueltas y cada tanto cambiarlos para el otro lado. En ocasiones se ponía una persona al medio, en pisaderos grandes, para que el caballo trabajara hacia la orilla, porque el caballo busca dar vueltas en el medio, para no trabajar tanto.
Cuando el barro ya estaba preparado se le pasaba "el liso"; se le daba una rociadita de agua para que corriera una chapa de un metro y algo y se tapaba con pasto para que no hiciera cáscaras porque si no el ladrillo después se parte, a la vez que se hace complejo cortar.
¿Al pisadero se mandaba cualquier caballo?
= No, tenía que ser yeguada más o meno buena, que caminara, porque el barro es pesado y si se cae un caballo al barro se queda pegado y no lo podés levantar. Si está medio jodido, medio flaco o es potrillos se puede caer y hay que echarle agua para que se despegue y sacarlo, si más no viene, a la rastra.
Ahora se usan unas ruedas grandes para mezclar el barro...
= Si, antes también se usaron algunas de estas máquinas, me acuerdo de una, por el año '49. Era un caño desde el centro del pisadero a la orilla, tenía una rueda de los rastrillos viejos, se les cruzaban fierros y era como las de ahora, pero en vez de usar un tractor usaban caballos que tiraban del caño alrededor del pisadero. A la rueda la iban llevando del centro hacia afuera con un cable y cuando llegaba empezaban a girar para el otro lado. Ahora hay un sistema que da vuelta siempre para un mismo lado y la rueda va y viene del centro hacia afuera.
¿ Después de hacer el barro que sigue?
= Una vez terminado y tapado el barro, hay que tratar de sacarlo enseguida, en no más de dos días. Y lo que sigue es la cortada de los ladrillos que dura un día y medio, según la cantidad y rapidez de los cortadores que trabajen.
¿Conoció buenos cortadores?
= Los cortadores más ligeros que he conocido acá, han sido por los años 1949 y1950. Puedo nombrar a Damián Pucheta, Eugenio Marchessi, Jorge Gigena, Beto Mieri, Patrichelli, que fueron tipos de más de 3.000 ladrillos en 8 horas, con una habilidad fantástica. Cuando estuve en la provincia de Buenos Aires he visto a muchos y muy buenos cortadores pero que no sobrepasaban a los de Santa Isabel. Llegar a esa cantidad no es para cualquiera, Pucheta llegó a los 3.300, por eso yo lo consideraba el mejor, porque además lo hacía muy bien, con una calidad extraordinaria y todos los días. Diría que en la actualidad no hay ninguno que en 8 horas haga esa cantidad y con la calidad con que hacían los ladrillos aquella gente. Uno de los últimos que vi, tal vez no tan ligero como aquellos pero si muy prolijo y habilidoso para trabajar es Rodolfo Patrichelli.
¿Cómo es el trabajo del cortador?
= Trabaja en la cancha, de unos tres o cuatro metros de ancho donde se ponen los ladrillos acostados. Carga el barro del pisadero en la carretilla y lo lleva hacia el banco que está en la cancha, es un cajón con cuatro patas donde se echa agua para mojar el molde para que despegue el ladrillo. Se pone la tabla , el molde arriba y se lo llena de barro con la mano, los cortadores ligeros y prolijos ponen el puñado justo para el molde, muy poquito barro sobra. Una vez que se llenó el molde y lo emparejó arriba, lo da vuelta con tabla y todo y lo deja en el piso de la cancha, le pasa la tabla para emparejar y saca el molde. La tabla no tiene que estar rota o despareja porque si no chupa aire y cuando se da vuelta el molde, se cae el barro.
¿Cuándo se sacan los ladrillos de la cancha?
= El cortador sabe cuando están para ser apilados. No se tienen que marcar cuando se apilan, si están blandos se marcan unos con otros y por más que hayan sido bien cortados pierden la forma. Tienen que estar bien oreados pero no duros porque si no, no se despegan de la cancha y hay que golpearlos y se pueden romper. Cuando el ladrillo está a punto se hacen las pilas sobre los pedales que están a lo largo de las canchas, que puede ser de tierra o de ladrillos y con una altura de 6 cms. y unos 40 de ancho. Esto se hace para que cuando llueve tengan diferencia de altura y no se mojen y se caigan. Se apilan con una separación del dedo pulgar entre cada ladrillo y se ponen cruzados y de canto.
Las pilas se dejan hasta que se sequen los ladrillos. Para mandarlos a la hornalla tienen que estar bien secos. El que está práctico, cuando agarra un ladrillo ya nota si está justo, también rompe uno y mira si está "verde", si tiene humedad todavía. Siempre tienen algo de humedad, pero tienen que estar lo más seco posible porque pueden salir bayos. Los de la parte de abajo de la hornalla tienen que estar secos, arriba puede haber ladrillos medios verdes porque al tener tanto fuego de abajo se van secando y se queman bien.
¿Cómo se arma y se quema una hornalla?
= Es un proceso complejo que requiere de experiencia. Primero se arman la boquillas, que es donde se hace el fuego, de unos 30 cms. de lado y separadas entre sí por esa misma distancia. Si es una hornalla grande puede tener 16 o 20, una chica 10. Sobre las boquillas se apilan los ladrillos, se pone un tirante donde se juntan las puntas de los ladrillos, que es la camada que se llama "falsa", en el vacío de la boquilla. La segunda camada va trabando y cuando se hicieron unas cuatro camadas ya se puede sacar el tirante. Sobre la falsa se pone carbonilla y carbón de leña molido. Entre cada camada se va poniendo carbonilla hasta la última. Una vez terminada de armar la hornalla se revoca con barro, se la cierra, para que el fuego corra hacia el medio y después hacia la orilla. Además del revoque hay que ponerle chapas para que la cubra del viento. Siempre hay que estar vigilando, porque si el viento cambió hay que cambiar las chapas de lugar.
En esto hay que saber bastante. Para quemar la hornalla, hay varios sistemas pero por lo general se le echa leña fina a las boquillas, esto es "cargar las bocas" y se hace fuego del lado que está el viento, que tire para adentro y una vez que agarró fuego, que se calentaron las boquillas, que ya quemó la leña fina, se ponen palos más gruesos, en lo posible secos, para que no se apague. Si la tierra es buena, con 3.000 o 4.000 k. de leña se hace el trabajo, pero si la tierra es fría puede llevar 12.000 k. para 50.000 ladrillos.
En algunos lugares, por la tierra, la queman en 8 horas, acá siempre llevan arriba de 20 horas. No hay una lógica, acá a habido hornallas que han llevado hasta 50 o 60 horas. Y el asunto no es la cantidad de leña que se quema, porque cuando la hornalla pasó más de 30 horas, ya no quema leña, hay temperatura pero el fuego no sube, no lo absorbe, el fuego no camina. Y el fuego no camina cuando las tierras son frías o no es buena la liga. Si la tierra es rápida para quemar, la falsa te sale baya porque el fuego se fue rápido para arriba, porque empezó a quemar en todo lados. En tierras que son lerdas como la de acá, los ladrillos de la falsa salen buenos, porque se quemó en muchas horas con fuego permanente, pero si se lo apura mucho estos ladrillos se derriten y se caen, se hacen vidrio. Cuando se están por fundir empiezan a largar una chispita, además la hornalla empieza como a vibrar, o se hacen focos de fuego que remolinean para adentro. Cuando uno se da cuenta de esto, de que va a "colar la boca", no hay que echarle más leña, hay que dejarla descansar. Si , por ejemplo, se funde un bloque de 50 cms. y se cae puede pasar que ya no se le pueda echar más leña. Si se fundió abajo y arriba todavía no terminó de quemar hay problemas. Pero si se retiró el fuego a tiempo después de 2 o 3 horas el ladrillo queda como si hubiese agarrado un temple y entonces ya es más difícil que la hornalla se funda.
El fuego en las bocas tiene que ser parejo, cuando la hornalla llegó a calentar, que está templada y recibiendo fuego, hay que cerrarle las bocas de atrás para que el fuego no se vaya y dejarle un pequeño tiraje, un agujerito, como para que respire.
Cuando la hornalla es de 24 o 25 camadas y ya quemó hasta la fila 12, por la mitad, se cierra. Lo que queda adentro va quemando solo con la temperatura que ya tiene. A veces el fuego sale por las rajaduras de los revoques y se puede ver a que altura está quemando, en otras ocasiones no se ve fuego pero si una mancha negra que marca por donde está. Al cerrar la hornalla, se tapan todas las bocas y se le pone chapas al costado de donde viene el viento. Si justo en ese momento empieza a llover, la tapa que es de ladrillos bayos aguanta un poco, 5 o 6 mm., pero si es mucha el agua se pasman las camadas de arriba. Hay que taparla con chapas y así puede aguantar 60 o 70 mm. de agua.
Una vez quemada la hornalla ¿Cuanto tiempo se debe dejar pasar para sacar los ladrillos?
= Hay hornallas que se enfrían rápido, que al otro día de haberla cerrado ya está el fuego arriba y hay otras que demoran mucho y ahí si, se necesitan 4 o 5 días para empezar a sacar, pero de adentro ni pensarlo, más vale dejar pasar una semana.
¿Qué época recuerda con mayor actividad en los hornos de Santa Isabel?
= Por el año 1949 empezó bien firme el trabajo y habrá sido hasta el año '54, '55 y más también. Yo en ese tiempo no estaba trabajando acá, pero lo veía cada vez que venía. Se mandaban casi todos los ladrillos en las chatas del ferrocarril a Buenos Aires. Esa fue la época de mayor cantidad de hornos en Santa Isabel.
Había un sindicato de chateros donde turnaban para cargar los ladrillos, eran 18 o 20 chatas que llevaban de los hornos a la estación. Se necesitaba gente para cargar las chatas en los hornos y gente para pasar los ladrillos a las del ferrocarril. A veces varias chatas acarreaban para un mismo horno, los que estaban en la hornalla cargaban una y ya había otra esperando, lo mismo pasaba en los vagones. En los vagones había, por lo general, dos personas para ir acomodando los ladrillos. Los chateros, el dueño y otro que llevaba para que le ayude, descargaban rápido porque querían hacer otro viaje para cobrar más flete. Todo se hacía con tres caballos por chata, descargaban y salían al trote para cargar otra vez en el horno.
También había un sindicato de ladrilleros. A la tardecita, la gente iba al sindicato y preguntaba que había para el otro día, entonces el turneador les decía, por ejemplo, hay que ir al horno tal que necesita seis carretilleros y dos asentadores, más el pasamano.
¿Qué es el asentador?
= Es el que carga la hornalla y trabaja en la puerta que es donde atraca el carretillero que acarrea desde la pila. Bolea se le llama al que entrega el ladrillo y el pasamano es el que alcanzaba la carbonilla y que a la vez, cuando el asentador está adentro de la hornalla, recibe del carretillero y le da al asentador. El asentador era una especialidad, no lo hacía cualquiera. No se podía mandar un tipo a cargar una hornalla si no tenía su especialidad, como la tenía también el carretillero.
¿De que zona de la localidad se sacó más tierra?
= De la zona de calle Francia hasta la calle de atrás del frigorífico entre la ruta 94 y la estación del ferrocarril, todo eso fue cavado para hornos.. También, entre otras, en las quintas de alrededor del cementerio y de lo que era la feria, yendo para Fournier.
¿En que horno se ha hecho el mejor ladrillo?
= El mejor ladrillo salía de horno de Armando Momo, que era grande. Entre los grandes de esa época estaban también el de Albanesi y el de Comuco.
Este trabajo que es pesado, le ha traído alguna consecuencia física con el paso del tiempo?
= El trabajo de hornero es el que más me gustó y no me ha traído ninguna consecuencia, porque todo está en no sacrificarse de gusto, en hacer el trabajo sin grandes esfuerzos y con mucha habilidad.
= Yo nací en 1933 en Iriarte, provincia de Buenos Aires y fui boyero de muy chico, comencé a los 7 años en una chacra, a unas tres leguas de Teodelina. A esa eda mis padres se fueron a San Gregorio y cuando tenía 9 años me vine para acá. Trabajé en la chacra de José Farrando y después en lo de Don Vicente Lantaret, en el campo de Rueda. Cuidaba los caballos, las vacas, le ayudaba a la patrona; en las chacras había mucho trabajo... Pero en lo que más trabajé fue en los ladrillos, cuando tenía 14 años empecé a trabajar en el horno de Lemos, que estaban frente al cementerio. Ahí fui boyero, pisaba barro, iba a cargar liga con las chatas, practicaba para cortar... He trabajado de cortador mucho tiempo. También, con el "Ruso" Uliase, hice ladrillos en la estancia de Rueda.
A los 16 años me fuí a la zona de Mercedes en Buenos Aires y volví en el '66, estuve en Villa Cañás trabajando en los galpones, con las bolsas; después me fui a Venado Tuerto. En el '77 vine a trabajar como cortador en el horno de Momo y con Boschi, trabajé en el frigorífico unos 5 años y después me dedique a la leña con mi hijo, todo a hacha o con el tronchador. Cuando el precio de la leña empezó a bajar pusimos horno en casa donde trabajamos mucho tiempo.
Me dediqué a otras cosas, pero en lo que más estuve fue en el tema de los hornos.
Si alguien decidiera dedicarse a fabricar ladrillos ¿Qué debería hacer?
= Primero plantar un campamento. Se necesita limpiar el terreno, nivelarlo, darle una caída, un desagüe para que el agua no se pare en las "canchas" y al mismo tiempo que no suba hacia los "pedales", donde están las pilas. Para eso se necesita una motoni-veladora, porque ya no se hace más a mano.
También se necesita un tractor para hacer el barro y tierra negra, si la hay; aunque puede ser una mezcla o directamente tierra colorada, que es una tierra fría, de la segunda punteada. La tierra negra es la tierra caliente, más gorda. La tierra colorada es una tierra fría, una tierra flaca con la que el ladrillo normalmente sale bien pero se necesitan muchas más horas de fuego, más carbonilla, más leña, más gastos...
Tenemos que hablar de dos o tres hectáreas para sacar la tierra, porque de cada hectárea se saca un millón de ladrillos con una palada de unos 30 cms. de profundidad. Por lo general se trabaja al 10%, que es lo que cobra el dueño de la tierra al hornero. Se pide hasta el 15%, pero lo más justo es el 12%, que es lo que el hornero puede pagar, más no porque ya es casi trabajar para el dueño de la tierra, hay que tener en cuenta que en toda hornalla siempre hay pérdidas y el hornero entrega ese porcentaje en ladrillos.
Además se necesita la liga o bosta de caballo que también tiene su gasto, flete, la gente, etc. Ya no es muy fácil conseguirla como en otros tiempos, ahora hay que buscarla en el pié de los silos de pasto, la parte que se pudre y también se consigue en los frigoríficos, es el pasto que se saca del librillo de la vaca, no el digerido sino el que el animal comió para después masticar o rumiar. Antes, como existía mucha caballada, muchas parvas y muchas chacras se traían camionadas de liga de los corrales, es por eso que los ladrillos de antes eran más duros que los de ahora, mucho mejores, porque tienen liga de caballo y pastos de alfalfa que era pisoteado en los pesebres, donde comían. Además estaba el corral, donde bosteaban los caballos, eso se levantaba todo y era una liga buenísima. La fuerza de esta liga se debe mucho, y esto los viejos horneros lo saben muy bien, al orín del caballo sobre el pasto o la bosta. En invierno le echaban esa liga al pisadero y el barro estaba caliente, levantaba temperatura, fermentaba; el cortador en invierno metía la mano y el barro estaba calentito. Si no tiene liga, el ladrillo no tiene consistencia.
¿Y como es el proceso para la fabricación de ladrillos?
= Digamos que mayoritariamente se sigue usando la misma técnica de siempre.
La tierra se cargaba antiguamente con la pala, en carros o carretillas y se llevaba al pisadero para hacer el barro mezclado con la liga. Hay pisaderos que se cargan como para unos 20.000 ladrillos, en un círculo de unos 6 o 7 metros de diámetro. Una hornalla puede llevar dos pisaderos y medio, si se hace una hornalla de 50.000 ladrillos. Pueden ser más grandes, en Venado Tuerto hemos hecho hornallas de 150.000 ladrillos. Ahora se están haciendo chicas porque falta plata, pero en otras épocas había más respaldo para hacerlo, y también porque el comprador venía y ponía la plata para lo que necesitabas comprar, por ejemplo, la leña. Era el tiempo en que se llevaba todo a Buenos Aires. Venían consignatarios, también había dos de acá, que compraban los ladrillos y los mandaban por ferrocarril.
Una vez puesta la tierra y la liga en el pisadero, según la modalidad del momento, se mojaba todo y al otro día a la mañana, a primera hora se le echaba la yeguada, unos 15 o 20 animales para pisar ahí adentro. Se "rompía" ese día, o sea se pisaba unos 20 minutos, para que el barro se mezclara un poco. Así, los cascotes, al otro día ya estaban blandos y se le daba medio día de pisada. Cuando el barro estaba hecho, "encartado", se notaba porque el caballo, al caminar con el vaso dejaba el barro liso, se lo puede comparar con una manteca.
A los caballos, durante unas cuatro horas, había que hacerlos dar vueltas y cada tanto cambiarlos para el otro lado. En ocasiones se ponía una persona al medio, en pisaderos grandes, para que el caballo trabajara hacia la orilla, porque el caballo busca dar vueltas en el medio, para no trabajar tanto.
Cuando el barro ya estaba preparado se le pasaba "el liso"; se le daba una rociadita de agua para que corriera una chapa de un metro y algo y se tapaba con pasto para que no hiciera cáscaras porque si no el ladrillo después se parte, a la vez que se hace complejo cortar.
¿Al pisadero se mandaba cualquier caballo?
= No, tenía que ser yeguada más o meno buena, que caminara, porque el barro es pesado y si se cae un caballo al barro se queda pegado y no lo podés levantar. Si está medio jodido, medio flaco o es potrillos se puede caer y hay que echarle agua para que se despegue y sacarlo, si más no viene, a la rastra.
Ahora se usan unas ruedas grandes para mezclar el barro...
= Si, antes también se usaron algunas de estas máquinas, me acuerdo de una, por el año '49. Era un caño desde el centro del pisadero a la orilla, tenía una rueda de los rastrillos viejos, se les cruzaban fierros y era como las de ahora, pero en vez de usar un tractor usaban caballos que tiraban del caño alrededor del pisadero. A la rueda la iban llevando del centro hacia afuera con un cable y cuando llegaba empezaban a girar para el otro lado. Ahora hay un sistema que da vuelta siempre para un mismo lado y la rueda va y viene del centro hacia afuera.
¿ Después de hacer el barro que sigue?
= Una vez terminado y tapado el barro, hay que tratar de sacarlo enseguida, en no más de dos días. Y lo que sigue es la cortada de los ladrillos que dura un día y medio, según la cantidad y rapidez de los cortadores que trabajen.
¿Conoció buenos cortadores?
= Los cortadores más ligeros que he conocido acá, han sido por los años 1949 y1950. Puedo nombrar a Damián Pucheta, Eugenio Marchessi, Jorge Gigena, Beto Mieri, Patrichelli, que fueron tipos de más de 3.000 ladrillos en 8 horas, con una habilidad fantástica. Cuando estuve en la provincia de Buenos Aires he visto a muchos y muy buenos cortadores pero que no sobrepasaban a los de Santa Isabel. Llegar a esa cantidad no es para cualquiera, Pucheta llegó a los 3.300, por eso yo lo consideraba el mejor, porque además lo hacía muy bien, con una calidad extraordinaria y todos los días. Diría que en la actualidad no hay ninguno que en 8 horas haga esa cantidad y con la calidad con que hacían los ladrillos aquella gente. Uno de los últimos que vi, tal vez no tan ligero como aquellos pero si muy prolijo y habilidoso para trabajar es Rodolfo Patrichelli.
¿Cómo es el trabajo del cortador?
= Trabaja en la cancha, de unos tres o cuatro metros de ancho donde se ponen los ladrillos acostados. Carga el barro del pisadero en la carretilla y lo lleva hacia el banco que está en la cancha, es un cajón con cuatro patas donde se echa agua para mojar el molde para que despegue el ladrillo. Se pone la tabla , el molde arriba y se lo llena de barro con la mano, los cortadores ligeros y prolijos ponen el puñado justo para el molde, muy poquito barro sobra. Una vez que se llenó el molde y lo emparejó arriba, lo da vuelta con tabla y todo y lo deja en el piso de la cancha, le pasa la tabla para emparejar y saca el molde. La tabla no tiene que estar rota o despareja porque si no chupa aire y cuando se da vuelta el molde, se cae el barro.
¿Cuándo se sacan los ladrillos de la cancha?
= El cortador sabe cuando están para ser apilados. No se tienen que marcar cuando se apilan, si están blandos se marcan unos con otros y por más que hayan sido bien cortados pierden la forma. Tienen que estar bien oreados pero no duros porque si no, no se despegan de la cancha y hay que golpearlos y se pueden romper. Cuando el ladrillo está a punto se hacen las pilas sobre los pedales que están a lo largo de las canchas, que puede ser de tierra o de ladrillos y con una altura de 6 cms. y unos 40 de ancho. Esto se hace para que cuando llueve tengan diferencia de altura y no se mojen y se caigan. Se apilan con una separación del dedo pulgar entre cada ladrillo y se ponen cruzados y de canto.
Las pilas se dejan hasta que se sequen los ladrillos. Para mandarlos a la hornalla tienen que estar bien secos. El que está práctico, cuando agarra un ladrillo ya nota si está justo, también rompe uno y mira si está "verde", si tiene humedad todavía. Siempre tienen algo de humedad, pero tienen que estar lo más seco posible porque pueden salir bayos. Los de la parte de abajo de la hornalla tienen que estar secos, arriba puede haber ladrillos medios verdes porque al tener tanto fuego de abajo se van secando y se queman bien.
¿Cómo se arma y se quema una hornalla?
= Es un proceso complejo que requiere de experiencia. Primero se arman la boquillas, que es donde se hace el fuego, de unos 30 cms. de lado y separadas entre sí por esa misma distancia. Si es una hornalla grande puede tener 16 o 20, una chica 10. Sobre las boquillas se apilan los ladrillos, se pone un tirante donde se juntan las puntas de los ladrillos, que es la camada que se llama "falsa", en el vacío de la boquilla. La segunda camada va trabando y cuando se hicieron unas cuatro camadas ya se puede sacar el tirante. Sobre la falsa se pone carbonilla y carbón de leña molido. Entre cada camada se va poniendo carbonilla hasta la última. Una vez terminada de armar la hornalla se revoca con barro, se la cierra, para que el fuego corra hacia el medio y después hacia la orilla. Además del revoque hay que ponerle chapas para que la cubra del viento. Siempre hay que estar vigilando, porque si el viento cambió hay que cambiar las chapas de lugar.
En esto hay que saber bastante. Para quemar la hornalla, hay varios sistemas pero por lo general se le echa leña fina a las boquillas, esto es "cargar las bocas" y se hace fuego del lado que está el viento, que tire para adentro y una vez que agarró fuego, que se calentaron las boquillas, que ya quemó la leña fina, se ponen palos más gruesos, en lo posible secos, para que no se apague. Si la tierra es buena, con 3.000 o 4.000 k. de leña se hace el trabajo, pero si la tierra es fría puede llevar 12.000 k. para 50.000 ladrillos.
En algunos lugares, por la tierra, la queman en 8 horas, acá siempre llevan arriba de 20 horas. No hay una lógica, acá a habido hornallas que han llevado hasta 50 o 60 horas. Y el asunto no es la cantidad de leña que se quema, porque cuando la hornalla pasó más de 30 horas, ya no quema leña, hay temperatura pero el fuego no sube, no lo absorbe, el fuego no camina. Y el fuego no camina cuando las tierras son frías o no es buena la liga. Si la tierra es rápida para quemar, la falsa te sale baya porque el fuego se fue rápido para arriba, porque empezó a quemar en todo lados. En tierras que son lerdas como la de acá, los ladrillos de la falsa salen buenos, porque se quemó en muchas horas con fuego permanente, pero si se lo apura mucho estos ladrillos se derriten y se caen, se hacen vidrio. Cuando se están por fundir empiezan a largar una chispita, además la hornalla empieza como a vibrar, o se hacen focos de fuego que remolinean para adentro. Cuando uno se da cuenta de esto, de que va a "colar la boca", no hay que echarle más leña, hay que dejarla descansar. Si , por ejemplo, se funde un bloque de 50 cms. y se cae puede pasar que ya no se le pueda echar más leña. Si se fundió abajo y arriba todavía no terminó de quemar hay problemas. Pero si se retiró el fuego a tiempo después de 2 o 3 horas el ladrillo queda como si hubiese agarrado un temple y entonces ya es más difícil que la hornalla se funda.
El fuego en las bocas tiene que ser parejo, cuando la hornalla llegó a calentar, que está templada y recibiendo fuego, hay que cerrarle las bocas de atrás para que el fuego no se vaya y dejarle un pequeño tiraje, un agujerito, como para que respire.
Cuando la hornalla es de 24 o 25 camadas y ya quemó hasta la fila 12, por la mitad, se cierra. Lo que queda adentro va quemando solo con la temperatura que ya tiene. A veces el fuego sale por las rajaduras de los revoques y se puede ver a que altura está quemando, en otras ocasiones no se ve fuego pero si una mancha negra que marca por donde está. Al cerrar la hornalla, se tapan todas las bocas y se le pone chapas al costado de donde viene el viento. Si justo en ese momento empieza a llover, la tapa que es de ladrillos bayos aguanta un poco, 5 o 6 mm., pero si es mucha el agua se pasman las camadas de arriba. Hay que taparla con chapas y así puede aguantar 60 o 70 mm. de agua.
Una vez quemada la hornalla ¿Cuanto tiempo se debe dejar pasar para sacar los ladrillos?
= Hay hornallas que se enfrían rápido, que al otro día de haberla cerrado ya está el fuego arriba y hay otras que demoran mucho y ahí si, se necesitan 4 o 5 días para empezar a sacar, pero de adentro ni pensarlo, más vale dejar pasar una semana.
¿Qué época recuerda con mayor actividad en los hornos de Santa Isabel?
= Por el año 1949 empezó bien firme el trabajo y habrá sido hasta el año '54, '55 y más también. Yo en ese tiempo no estaba trabajando acá, pero lo veía cada vez que venía. Se mandaban casi todos los ladrillos en las chatas del ferrocarril a Buenos Aires. Esa fue la época de mayor cantidad de hornos en Santa Isabel.
Había un sindicato de chateros donde turnaban para cargar los ladrillos, eran 18 o 20 chatas que llevaban de los hornos a la estación. Se necesitaba gente para cargar las chatas en los hornos y gente para pasar los ladrillos a las del ferrocarril. A veces varias chatas acarreaban para un mismo horno, los que estaban en la hornalla cargaban una y ya había otra esperando, lo mismo pasaba en los vagones. En los vagones había, por lo general, dos personas para ir acomodando los ladrillos. Los chateros, el dueño y otro que llevaba para que le ayude, descargaban rápido porque querían hacer otro viaje para cobrar más flete. Todo se hacía con tres caballos por chata, descargaban y salían al trote para cargar otra vez en el horno.
También había un sindicato de ladrilleros. A la tardecita, la gente iba al sindicato y preguntaba que había para el otro día, entonces el turneador les decía, por ejemplo, hay que ir al horno tal que necesita seis carretilleros y dos asentadores, más el pasamano.
¿Qué es el asentador?
= Es el que carga la hornalla y trabaja en la puerta que es donde atraca el carretillero que acarrea desde la pila. Bolea se le llama al que entrega el ladrillo y el pasamano es el que alcanzaba la carbonilla y que a la vez, cuando el asentador está adentro de la hornalla, recibe del carretillero y le da al asentador. El asentador era una especialidad, no lo hacía cualquiera. No se podía mandar un tipo a cargar una hornalla si no tenía su especialidad, como la tenía también el carretillero.
¿De que zona de la localidad se sacó más tierra?
= De la zona de calle Francia hasta la calle de atrás del frigorífico entre la ruta 94 y la estación del ferrocarril, todo eso fue cavado para hornos.. También, entre otras, en las quintas de alrededor del cementerio y de lo que era la feria, yendo para Fournier.
¿En que horno se ha hecho el mejor ladrillo?
= El mejor ladrillo salía de horno de Armando Momo, que era grande. Entre los grandes de esa época estaban también el de Albanesi y el de Comuco.
Este trabajo que es pesado, le ha traído alguna consecuencia física con el paso del tiempo?
= El trabajo de hornero es el que más me gustó y no me ha traído ninguna consecuencia, porque todo está en no sacrificarse de gusto, en hacer el trabajo sin grandes esfuerzos y con mucha habilidad.
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