miércoles, 13 de marzo de 2013

Colonia La Lyda.

Publicado en "Acercar a la Gente" Nº 115 del 26/11/2010

 La zona Sur y centro Sur del distrito Santa Isabel perteneció a Diego de Alvear, cuyo territorio, a fines del siglo XIX, incluían los actuales distritos de Christophersen, San Gregorio, Diego de Alvear, Teodelina, Villa Cañás, parte de María Teresa, Santa Isabel, Wheelwright, Hughes, Juncal y penetraba en casi igual extensión en el norte de la provincia de Buenos Aires. En 1886 vendió 8.099 has. que pertenecen al distrito de nuestra localidad delimitadas por lo que hoy se conoce como Avenida Francia, sobre ruta 2-S, desde campo Glavinovich hasta un poco más allá de lo que se conoció como monte de los Picnics, desde donde parte una calle hacia el Sur, hasta el límite con Villa Cañás. Desde ese punto, por otra calle que corre hacia el NE, cruzando ruta 94, hasta la calle que viene desde campo Glavinovich.
 Luego de varias ventas, en 1898, el territorio fue heredado por Angela Tiscornia y sus dos hijas, María Luisa y Lyda Lucrecia Pinasco, quienes crearon el establecimiento “Las Dos Hermanas”. En 1917, María Luisa, casada con Federico Coverton, heredó Las Dos Hermanas, mientras que a Lyda Lucrecia, casada con Ciro Echesortu, le correspondieron 4.710 has. ubicadas al SO del territorio de su hermana. A raíz de esta división surgió el establecimiento “La Lyda”.

 El Sr. Norberto Dall'Occhio, profundo conocedor de la historia de La Lyda por haber transcurrido su infancia y adolescencia en uno de sus campos, nos acercó esta valiosísima información que describe la las labores y la vida de los colonos que habitaron ese territorio:

 
Arrendatarios del Campo La Lyda.
 Una parte del establecimiento La Lyda fue arrendada bajo el régimen de aparcerías rurales a distintos productores. Eran las denominadas Unidades Económicas que variaban entre 100 y 80 hectáreas. El régimen de aparcerías consistía en entregar al dueño del campo un porcentaje de la producción agrícola que, en la década de 1940, podía llegar hasta el 25% de lo cosechado, trillado, embolsado y puesto en la estación de ferrocarril (generalmente en Rastreador Fournier).
  El arrendatario podía utilizar hasta un cinco por ciento de su explotación como potrero con la finalidad de criar algunos animales tales como aves de corral, cerdos, ovejas, vacunos y caballos. Cabe destacar que en esos tiempos era muy importante la crianza de caballos pues las tareas se hacían con tracción a sangre. Por ejemplo, en la roturación de la tierra se usaba un arado de dos rejas tirado por seis caballos (no existía la siembra directa). Los caballos del turno mañana eran cambiado por otros en el turno tarde. Cada arado roturaba entre una hectárea y una hectárea y media por día.
  Las principales siembras eran de trigo y maíz, algo de lino y girasol, con rotación anual de cultivos. También se cultivó sorgo. La soja no se conocía pues apareció en la zona en la década de 1970.
  En las décadas de 1920-1930 el trigo se cosechaba mediante una máquina de arrastre denominada espigadora que realizaba el corte y luego se lo emparvaba. Después llegaba al campo la trilladora que separaba el grano de la paja. La máquina corta y trilla (cortitrilla) apareció a fines de la década del '30 y fue un importante avance en la mecanización del agro que hasta hoy no para de innovar.
  En cuanto al maíz, la recolección se hacía a mano mediante la famosa "juntada" que, generalmente, duraba alrededor de dos meses mediante la contratación de juntadores golondrinas y también de la localidad. Las espigas se entrojaban y luego venía la máquina desgranadora. En la década de 1950 aparecieron las primeras máquinas juntadoras-desgranadoras de maíz, que con el correr del tiempo se fueron perfeccionando.

 Entre los productores que arrendaron campo en La Lyda se pueden citar a Marcelo Levié, Martinich, Pedro José Dall'Occhio, José Zarich, Eterovich, Mateo Mateasich, José Lorenzo, Lucio Genovesi, Damorio Rocca, Ezio Cónsoli, Cicchini, Gordulich, Restovic, Favaro, Colacelli, Sencovich, Juan y Francisco Zarich y Juan Matiasich.
 A fines de la década de 1940, al estar prohibidos los desalojos, la estancia La Lyda comenzó a negociar el retiro de algunos arrendatarios cuyos campos le interesaba recuperar. De esa forma comenzó el éxodo de colonos que, en general, se fueron a vivir con sus familias a centros urbanos. Los arrendatarios que quedaron, finalmente tuvieron que abandonar sus explotaciones en la década de 1960 al quedar liberados todo tipo de alquiler de inmuebles.
 Al fallecer la dueña del establecimiento, Lyda Pinasco de Echesortu, sus cuatro hijos herederos subdividieron el campo y continuaron la explotación sin arrendatarios, con algunas variantes en cuanto a la titularidad de cada una de las fracciones de tierra.

Club Atlético La Lyda.
 En 1941 fue fundado el Club Atlético La Lyda por un grupo de chacareros arrendatarios del campo La Lyda. El objetivo de la institución era el desarrollo de actividades recreativas, sociales y deportivas de las que podían participar las numerosas familias de agricultores de la zona, que incluía también a los residentes en los campos de Las Dos Hermanas, Santa Lucía y Wirsch (en el distrito de Villa Cañás).
 La primer Comisión Directiva fue presidida por José Lorenzo y su secretario Fue Pedro José Dall 'Occhio. Además, entre los fundadores estaban Zarich, Sencovich, Mateasich, Favaro, Martinich y Pereyra (hijo del administrador de la estancia).
 El Club funcionaba en la chacra de José Lorenzo. Se construyó una carpa al laco de la chacra, con piso de tierra apisonada. Cuando se realizaban bailes (también hubo algunas funciones de un circo ambulante), se colocaban arpilleras o lonas a los costados y en los techos de la carpa. La iluminación se hacía con faroles llamados "sol de noche" y también mediante generadores de electricidad alquilados. Los bailes populares se realizaban generalmente en épocas de verano y concurría gente de la zona y pueblos vecinos. Animaban la fiesta, por lo general, cuartetos de la región dirigidos por Falleroni o Capellino de Villa Cañás o Rezzano de Santa Isabel.
 En la parte deportiva, la actividad principal era el fútbol. Como distintivo se adoptaron los colores rojo y negro, con camisetas similares a la de Newell's Old Boys de Rosario. El equipo estaba integrado con jugadores que eran hijos o familiares de los chacareros de la zona y también peones y jóvenes que trabajaban en las chacras o en la estancias vecinas.
 El primer capitán del equipo fue Jerónimo Sencovich (que a su vez jugaba en las divisiones inferiores de Juventud Unida). También integraron el equipo, en distintos momentos, Bartolo, Juan y José Zarich, Bessone, Zanni, José Eterovich, Jorge Mateasich, Piacentini, Macagno, Marengo, Santich, Rojas y Aranda.
  La cancha estaba ubicada cerca de la carpa y uno de los campos estaba lindero al Campo Wirsch. Periódicamente se jugaban partidos amistosos o torneos "relámpagos", en los cuales intervenían, entre otros, Sol de Mayo de Runciman, el Club Sportivo Las Rosas y el Club Sportivo Las Encadenadas (Villa Cañás). Como premio, los ganadores recibían un trofeo u once medallas (en aquel tiempo no se permitía el cambio de ningún jugador). En reciprocidad el equipo de La Lyda participaba en torneos de los clubes mencionados y de otras instituciones de la zona.
 Lamentablemente el éxodo rural que comenzó a partir del año 1949 fue debilitando la acción social y deportiva del Club, situación que finalmente determinó la cesación de sus actividades.





 Dirigentes, simpatizantes y jugadores del Club Atlético La Lyda en un torneo organizado en su campo de deportes el 30 de marzo de 1947. Entre los jugadores aparecen Bessone, Jerónimo Sencovich, Piacentini, Zanni y Bartolo Zarich.




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