Una fría y lluviosa noche del sábado 26 de Julio de 1952 mucha gente -como lo hacía habitualmente- esperaba escuchar por los altavoces del pueblo la canción colombiana “Se va el Caimán” que anunciaba la pronta iniciación de la función en el Cine Teatro Ideal.
En la sala había un buen número de espectadores sentados, esperando que a las nueve comenzara, como era la costumbre, la proyección de la película anunciada. De pronto se interrumpió la grabación de un tango interpretado por la orquesta de Juan D’Arienzo que se estaba pasando en la sala. Enseguida apareció frente al escenario el señor Martínez (era rosarino), quien ese año tenía a su cargo la explotación de las instalaciones de la Sociedad Italiana. Martínez a viva voz manifestó que la función se suspendía debido a que había fallecido la señora Eva Perón.
El público consternado abandonó la sala en silencio y se dirigió a su domicilio. Por orden policial los clubes General Belgrano y Juventud Unida y los demás bares cerraron sus puertas, que juntamente con los comercios cesaron su actividad por quince días.
El Gobierno decretó duelo nacional. Por dos semanas en el país las actividades fabriles, comerciales y financieras estuvieron paralizadas, además de todo tipo de espectáculos públicos, como los deportes y la parte artística. En las escuelas se suspendieron las clases. Las radios solamente pasaban música fúnebre.
La larga inactividad comercial y laboral trajo como consecuencia la escasez de algunos alimentos de la canasta familiar debido a la falta de abastecimiento a la población de ciertos productos esenciales.
El diario oficialista “La Prensa”, confiscado por el Gobierno en 1951 y que estaba en manos de la CGT, sacaba ediciones diarias de 16 páginas, y a veces de más hojas, con amplias notas y fotografías del velatorio de Evita en la Capital Federal. Las tiradas de “La Prensa” y del diario “El Mundo” (de Editorial Haynes) no tenían techo. Simultáneamente los matutinos “La Nación” de Buenos Aires y “La Capital” de Rosario sólo podían publicar el diario con seis páginas, sin poder aumentar la tirada. El papel de diario se importaba y el Gobierno establecía los cupos según sus preferencias. Conviene recordar que a partir de 1947 determinados periódicos y diarios críticos del Gobierno fueron clausurados, entre ellos “La Vanguardia” del Partido Socialista. Las radios pertenecían al Estado.
Cosas de la política oficial de aquellos tiempos…
En la Comuna de Santa Isabel se representó una capilla ardiente en una de las salas que da a la calle. En ella había colocada una gran foto enmarcada de Evita rodeada de flores y de candelabros con velas encendidas. Existía una guardia permanente con la presencia de simpatizantes y afiliados al partido peronista. Personas del pueblo de distintas clases sociales visitaba el lugar.
A pesar del mal tiempo una noche se realizó alrededor de la plaza 9 de Julio una marcha de antorchas con la presencia de mucha gente. La foto de Evita fue colocada en una carroza, que recorrió el perímetro de la plaza. Este homenaje simbólico al aire libre se repitió en todos los pueblos y ciudades de la República. Fue una congoja popular.
El entierro ritual coincidió con el sepelio de los restos de Evita en la Capital Federal. Se retiró la foto de la capilla ardiente instalada en la Comuna y se la colocó en una carroza fúnebre acompaña de ofrendas florales. El numeroso cortejo tomó la calle Sarmiente camino al cementerio seguido por autoridades locales, docentes, alumnos de las escuelas primarias y público en general. Un grupo de colegiales acompañaban la carroza tomando con sus manos cintas argentinas que estaban adheridas a la foto de Evita. En el cementerio, la foto y las flores fueron colocadas a la entrada.
El duelo oficial se mantuvo con el correr del tiempo. Por cadena radial diariamente a las 20 y 25 de la noche se interrumpían las transmisiones habituales de los programas de las emisoras. El locutor expresaba con un tono de voz muy particular la repetida frase: “20 y 25, hora en que la Jefa Espiritual de la Nación pasó a la eternidad”.
En las escuelas era obligatoria la lectura del libro “La Razón de mi Vida” y los empleados públicos debían llevar luto y y hacer todos los días en su lugar de trabajo un minuto de silencio en homenaje a Evita.
Un poco después del fallecimiento de Evita, se filmó la primera película documental en colores producida en la Argentina y financiada con recursos oficiales, referida a la muerte y a las exequias de Eva Perón.
El film fue visto por primera vez en el Cine Astral de Villa Cañás, en una función privada antes de conocerse en todas las salas del país. Estuvieron presentes en la ocasión el Subsecretario de Información de la Nación, Raúl Alejandro Apold, el director de cine Luis César Amadori, el representante de Noticiero Panamericano y otras autoridades. También contó con la asistencia del director de la película, el californiano Edward Cronjager, quien era camarógrafo de la 20th Century Fox de los Estados Unidos.
11/08/1952 – José Ingenieros 942, frente al edificio de la Comuna de Santa Isabel. Finalización de la ceremonia de duelo por el fallecimiento de Eva Duarte de Perón. |
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en muchos lados les tomaban asistencia....como ahora en los actos y piquetes. Nada cambia
ResponderEliminarMi abuelo tenía el carnet Nº 2 del partido peronista de Santa Isabel y nunca supe sobre esto que se hizo, más que los no peronistas que no estaban de acuerdo con el tratamiento que se dio. Al final cuando murió Perón no hubo tanto duelo sabiendo que fue el gestor de este movimiento..
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