El origen europeo de gran parte de la población que componía al Santa Isabel de sus primeros años ha quedado evidenciado, entre otros, con la creación de las instituciones afines a las nacionalidades mayoritarias.
El 18 de septiembre de 1910, apenas un año y medio después de fundado Santa Isabel, un grupo de inmigrantes españoles crearon la Sociedad Española de Socorros Mutuos. La primera Comisión Directiva estaba compuesta por este grupo de entusiastas: Julian Pando, Cito Gamberté, Roque Rico, Gines Carbonell, Pedro Albert, Miguel Falagán, Antonio Tarragó, Miguel Escudero, Francisco Diez, J. A. Muñoz y Plácido García.
La entidad tenía como finalidad la concreción de un lugar en donde reunirse los connacionales, además de generar la fraternidad y la ayuda mutua entre sus miembros.
Aunque no se conocen datos exactos, se sabe que la Sociedad Española logró, con el tiempo, construir su sede social emplazada en calle Belgrano, al lado de la Iglesia Santa Isabel de Portugal. Se estima que esto debe haber ocurrido en la década de 1920, a juzgar por algunas fotografías que muestran a la Iglesia, que se inauguró en 1922, totalmente desolada, sin construcciones aledañas.
La Sociedad Española, tal como la han conocido varias generaciones de isabelenses ocupaba la esquina de Belgrano y Mitre. Al lado de la Iglesia había una construcción de material de estilo antiguo, con salón y otras dependencias y, en la esquina, el llamado Prado Español.
El Prado -a secas, tal como se lo llamaba- estaba cercado por una alta verja de gruesas columnas coronadas con tejas y, en la esquina, se encontraba el arco de entrada, con sus portones y boleterías, del mismo estilo ibérico. En el amplio predio, había algunos árboles y se levantó una construcción de maderas y chapas a cuatro aguas, que se cerraba con lonas, en las que se han celebrado infinidades de bailes, fiestas de carnaval, almuerzos y cenas teniendo como animadores, más de una vez, a importantes figuras del espectáculo nacional.
En octubre de 1945 todas las instalaciones fueron alquiladas por Mario Miculán y familia, quién puso una heladería y bar, además de atender los eventos que se realizaban en el Prado. Este fue uno de los bares más exitosos de la localidad ya que en su mayor apogeo la vereda de Belgrano, que en ese entonces terminaba sobre la calle que era de tierra, fue extendida por medio de maderas sobre la cuneta para dar mayor espacio para las mesas que, en tiempos de verano, eran ocupadas por grandes grupos de amigos hasta la esquina y aún dentro del Prado.
La Sociedad Española fue también el lugar desde donde se realizaron unas de las primeras emisiones radiales -por decirlo de alguna manera- cuando por medio de amplificadores y bocinas, instaladas allí mismo en la década de 1950, se pasaba música y publicidades.
En el verano de 1969/1970 los Miculán se trasladaron a un local propio y la actividades, que ya venían en decadencia, pasaron a ser casi nulas, mientras que las instalaciones comenzaron a dar importantes señales del paso del tiempo y de la falta de mantenimiento.
En marzo de 1975, viendo que los objetivos de la entidad no estaban acorde a los tiempos y que era imposible la recuperación tanto social como material, se realizó una Asamblea que decidió vender el inmueble y donar lo recaudado al Hospital Miguel Rueda. La compra la realizó la Caja de Ahorro y Crédito de Santa Isabel, Ltda. que construyó el edificio de su nueva sede la que, a la postre, terminó en manos del Banco Credicoop Coop. Ltdo.
Aunque se puede pensar que nada ha quedado del Prado Español, algunos vestigios de él aún se pueden encontrar. En el terreno aledaño al Banco todavía se puede hallar, expuesto a la intemperie, parte del piso de baldosas negras y amarillas que cubrían toda la parte techada, aquel que en el centro tenía las iniciales de la Institución y que -según dicen algunos observadores memoriosos- yace debajo de la actual edificación.
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