sábado, 2 de marzo de 2013

Payamédicos. Se puede estar completamente vivo, antes de estar definitivamente muerto.

Publicado en "Acercar a la Gente"  Nº 95 del 20/12/2008
   Repetida hasta el cansancio por la televisión, la película Patch Adams (Dr. de la Risa) que protagoniza Robin Williams, se basa en la vida de este médico estadounidense que en 1970, convencido de que en un ambiente de felicidad existen pacientes más saludables o con la suficiente motivación para mejorarse pronto, decidió llevar a esos lugares su vocación de payaso y clown. Fue esa película la que nos introdujo a millones de argentinos en el conocimiento de su invento, la “risoterapia”, que realiza con fines médicos y terapéuticos, siendo el responsable de la inclusión de ésta en la medicina moderna.

Patch Adams organiza cada año un grupo de voluntarios de todo el mundo como payasos, para llevar esperanza y diversión a huérfanos, pacientes y a la gente en general. En una de esos viajes, en 2005, visitó el Hospital Garrahan de Buenos Aires y varios hogares infantiles.El ejemplo y las inquietudes de Adams también prendió en la Argentina con la creación, en 2003, de una entidad civil sin fines de lucro denominada Payamédicos, siendo sus fundadores el Dr. José Pellucchi (psiquiatra) y la Lic.en psicologia Andrea Romero, que luego se extendió por otras ciudades, entre ellas Rosario.
 Allí está radicada Melisa Costas, integrante de esta corriente medicinal que, al igual que en la célebre película, combina pelucas, narices y trajes de colores en las habitaciones de los enfermos. “Nací en Santa Isabel un 3 de diciembre; en el Sanatorio Santa Isabel, con el Dr. Araujo y el Dr. Armando, el día del médico”, nos dice. ”¿Será casualidad o causalidad?; siempre hago el chiste de que nací el día del medico, ese es mi karma, pero es para discutir si con la vocación se nace o se hace”.

 Es que la joven estudió medicina en la Facultad de Ciencias Médicas de Rosario; además estudió psicoanálisis en la escuela de Freud, está haciendo una tecnicatura en Epidemiología, es ayudante de la Cátedra de Pediatría en los laboratorios de diarrea y deshidratación pediátrica, pertenece a Payamédicos y estudió Zooterapia con distintas razas caninas.
 ¿Cómo son las terapias con animales?
=Es maravilloso el trabajo que hacen los perros, por ejemplo los labradores o los goldens, con no videntes, hipoacúsicos y enfermedades motrices, entre otras. Y además soy payamédica, Es importante aclarar que tanto Payamedicos como la zooterapia no son medicinas alternativas, sino una forma diferente de ser medico.
 ¿De qué se trata Payamédicos?
=Es el desdramatizar la relación medico-paciente y olvidarse del guardapolvo blanco. Da excelentes resultados en el tratamiento y permite el juego, la risa, la creatividad, perder el miedo al doctor, olvidar la enfermedad aunque sea por un rato y liberar endorfinas. La propuesta tiene un fin terapéutico, al liberar endorfinas, que son pequeñas proteínas producidas a nivel de la hipófisis, una pequeña glándula ubicada en la base del cerebro, el paciente percibe una disminución de la ansiedad y una sensación de bienestar general. La risa es un factor importante para la liberación de estas sustancias beneficiosas para la salud.
 Cada clown tiene su paya DNI con su nombre y existe un padrón en el cual figuramos para que no se repitan, lleva un nombre de pila y apellido relacionado con medicina, está la Dra. Bernarnida Metionina, el Dr. Benito Globulito, la Dra. Lila Percentila, el Dr. Verdin Vacunin y la Dra. Flora Susana Sana, entre otros. La propuesta es de alta ternura para que en un hospital la fantasía, la risa y la calidez también tengan su espacio. Así, el estetosflorio, mitad estetoscopio, mitad flor, sirve para escuchar el corazón de los pacientes. Un payamédico, mitad payaso, mitad médico, llega al hosptial desde Saturno en su payanave y trae sus jerinmaraca y payaremedios con vaquitas de San Antonio. Toda esta fantasía tiene como propósito atender el corazón, ese que sirve para enamorarse.
 Con esta terapia los pacientes cambian el estado de ánimo, la actitud y la conducta, consumen menos analgésicos y somníferos; los que están en condiciones de comer lo hacen mejor y se activan los recursos del paciente para su propia recuperación.
 ¿Cómo te interesaste por Payamédicos?
=En realidad a mi siempre me gusto el psicoanalisis, y en verdad no me gusta la clínica médica, pero estudié medicina porque supongo que dentro de mí siempre sentí que se podía trabajar de otra manera y combinar conocimientos, experiencia y humor, desdramatizar el guardapolvo blanco y esa relación médico- paciente tan formal del siglo pasado. Yo sabía de Patch Adams, así que me inscribí en Payamedicos, estudie, me recibí y me permití soñar con un sistema medico diferente, ni mejor ni peor, simplemente diferente.
 ¿En que lugares trabajan con esta terapia?
=En el Hospital Centenario, en pediatría, trabajamos los sábados, en maternidad los domingos y en un geriátrico de zona sur los lunes.
 ¿Cómo reacciona la sociedad con lo que Uds. hacen?
=Los Payamedicos esta muy instalado en la sociedad y en Rosario la gente nos esta conociendo. Una de las formas de darnos a conocer son las “Payamarchas” que realizamos para repartir alegría, con todas nuestras técnicas, en el Hospital Granaderos a Caballos (San Lorenzo) o el Monumento a la Bandera. Además, firmamos convenios con el Hospital Centenario y estamos en trámites con el Hospital de Niños Víctor J. Vilela. Realizamos trabajos en distintos hospitales llevando alegría, risas y canciones a los niños y adultos internados.
 ¿Suelen ser rechazados por los pacientes?
=Nunca nos pasó, siempre se muestran dispuestos. Algunos tal vez tarden un poco más en contagiarse de la risa, pero nunca ocurrió que nos rechacen. Los Payamédicos trabajamos al lado de la cama del paciente y siempre se le pide consentimiento para su intervención, nunca se trabaja por imposición. Por otra parte estamos preparados para garantizar el respeto y la confidencialidad que requiere el medio sanitario y el hospitalario, por eso estamos formados en el dominio de tres áreas estrechamente relacionadas: artística, psicológica y su adaptación al medio hospitalario.
 ¿Además de tus conocimientos en medicina, también te preparás artísticamente?
=Si, estudie técnicas de clown, es parte de nuestra formación. En noviembre fui a un congreso internacional de clown en Buenos Aires, fue maravilloso, había médicos de Italia, Uruguay, Brasil, Venezuela, de toda la Argentina; todos juntos estudiando clown y comedia para luego realizarlas en el hospital. Se puede hacer arte en una sala de oncología y lo más maravilloso es que se puede reír a pesar de la enfermedad y la muerte. Está demostrado científicamente que el buen humor extiende el pronostico de vida especialmente en inmunodeprimidos. Yo estoy en oncología en donde hay niños con leucemia y una adolescente con cáncer de estómago y te puedo asegurar que los resultados son muy buenos. Después de tanto dolor y sufrimiento, todos están esperando que lleguen los payamedicos para jugar, nos espera el paciente pero también la madre y la familia que está sufriendo muchísimo, y las enfermeras también nos esperan. Hay mucho estrés, lagrimas y miedo en esas habitaciones y nosotros llevamos un poco de color y amor.
 Siendo tu misión la de desdramatizar la situacion y ayudar al paciente, ¿Qué es lo que te ocurre cuando tu día no es el mejor?
=Generalmente cuando te ponés la ropa de payaso tratás de cambiar tu interior y de transformarte. Pero además cuando ves lo positivo que se genera en el otro, tu estado emocional también mejora. Es una terapia de ida y vuelta, que mejora al paciente pero que te hace replantear un montón de cosas de la vida, del valor que tiene y de cómo, con tan poco, uno puede hacer tanto bien.
Con los abuelos se realizan los mejores trabajos, porque se atreven a soñar a volver a vivir y sentir como cuando eran niños, se sienten vivos, con ganas de jugar, contar historias y hacer preguntas, nos esperan ansiosos cada semana y nos preparan dibujos, poemas, canciones hasta nos sacan fotos.
 ¿Qué se necesita para ser un payamédico?
=Tener ganas de cambiar lo negativo en algo hermoso y saber reírse de uno mismo. Necesitas creer en esta técnica, sentirlo y vivirlo intensamente, Payamedicos es una caricia para el alma.

¿Cuáles son las experiencias que has acumulado con los distintos pacientes?
=Especialmente cuando trabajamos con abuelos y con enfermos de cáncer los resultados son mejores, porque nuestro clown lleva una esperanza a tanto sufrimiento, un poco de diversión; crea una ilusión a aquellos que saben que van a morir. Hace poco trabajamos con una mujer mayor con cáncer y a los pocos días murió. Sin embargo las enfermeras nos contaban que estaba contenta hasta que llegó el momento de partir, y lo hizo en forma muy tranquila. También te puedo mencionar lo que me sucedió con Lucas, de 2 años, con leucemia. Fue una experiencia increíble. Mientras le hacían quimioterapia, se descompensó y se puso hipertenso. Todos pensamos que moría, en un momento escucho que me dice: “payaso, vení”. Se me dio vuelta el mundo!. Y con mis compañeros empezamos a trabajar con nuestras técnicas de clown, burbujas, canciones, música; todo en la Sala de Oncología del Hospital Centenario. Poco tiempo después la pediatra nos avisa que la presión de Lucas estaba bajando, la mamá lloraba porque su hijo moría pero empezó a cantar y bailar para darle fuerzas, todos estábamos al lado de la cama en la quimioterapia, desdramatizando el momento. Pusimos fuerza, ganas de vivir y mucha alegría. Fue una verdadera locura, un delirio médico, pero Lucas sigue vivo y la esta peleando. Ese día entendí la importancia de nuestro trabajo, en momentos de tanta tensión es fundamental mantenerse tranquilos y no sentir miedo, esa tranquilidad y energía positiva ayudó a que la presión arterial de Lucas bajara; a todos nos gustan los payasos.
 En los geriátricos, los abuelos y las enfermeras esperan nuestra llegada. Un ejemplo es una mujer que normalmente está con un camisón, toda desarreglada durante la semana, pero los lunes que nosotros vamos a visitarlos, se cambia, se viste bien y se arregla para recibirnos, hasta se pinta y se hace los rulos. Para ella, nosotros somos su única visita y diversión, es un motivo para vivir: Hay que recordar que muchos abuelos son abandonados en los geriátricas o no tienen familia.
Este tipo de vivencias demuestra que se puede, y que desdramatizar todo el periodo de internación y atravesar los miedos con alegría da resultados.
 Se puede estar completamente vivo antes de estar definitivamente muerto. Podrán decir que estamos locos, pero no somos los únicos. 




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