martes, 12 de marzo de 2013

El viejo y querido Hotel Central.

Publicado en "Acercar a la Gente" N° 42 del 10/05/2003

 Heredero de viejos tiempos de hoteles, de épocas en que había para enumerarlos, el Hotel Central, construido en fecha imprecisa, se yergue en la esquina de Santa Fe y San Martín como el único de la localidad. Al estilo de tantos de su estirpe, levantados en pueblos y ciudades rurales en la primera mitad del siglo XX, tiene un amplio salón al frente, en este caso en la esquina, con dos grandes vidrieras, y detrás, con acceso desde el salón y desde San Martín, las habitaciones en planta baja y primer piso, rodeando un acogedor patio interior.

A los 43 años, Gustavo Díaz, el Negro Díaz, junto a Bibiana y su hija Lara, sigue entregando su tiempo a este negocio. Por ser integrante de la tercera generación de una familia que se dedicó a este trabajo, nos cuenta con nostalgia y emoción sobre los comienzos, la actualidad y la gente del hotel donde vive y donde nos recibió para realizar esta nota. 
   Comencemos por el principio, por la fundación del Hotel.
=La familia Basignani comienza con este hotel el 1º de mayo de 1948. Ya existía de al menos unos 10 años antes, sus dueños eran italianos, Aurelio y Dafara, pero como sacaron la lotería decidieron vendérselo a mi abuelo, Guillermo Basignani. Me cuentan que en ese tiempo él estaba en una situación económica bastante crítica y su amigo Isidoro Alianack, "Nisín", le prestó $13.000 que, con la evolución del trabajo de esa época, en poco tiempo se la devolvió.
Antes de comprar este hotel, mi abuelo tenía uno sobre Santa Fe y 25 de Mayo, que hace ya mucho tiempo fue demolido.
Desde que comenzaron en este lugar el Hotel estuvo a cargo de mi abuelo y de mis tíos Conrado, Guillermo, Ezio, Vicente y Renzo. En ese tiempo mi mamá era chica y no participaba mucho, después cuando Conrado se va a vivir a Buenos Aires, a principio de los '60, mi mamá le compra la parte. Más tarde Ezio se va a Rosario y quedan ellos tres.
Además de tener el servicio de hotelería, hacían servicios gastronómicos, no solo en el salón del Hotel, sino también en lugares como la Sociedad Italiana, en las estancias en los remates que hacía Codutti en la feria o adonde los llamaran.
  Este servicio ya no lo tienen, ¿Porque qué?
=No se decirte exactamente por qué. A lo mejor ellos dejaron de hacerlo, aparecen nuevas empresas, más modernizadas, y se fueron dedicando a hacer los servicios solamente en el Hotel.
  Tu vida ha transcurrido en este lugar...
=Si, comencé de chico haciendo algunos mandados. Siempre venía a comer acá porque mi mamá pasaba la mayoría de su tiempo en el hotel, trabajando en la cocina.
Después, cuando fuí más grande, al terminar la escuela secundaria comienzo a colaborar un poco más. Por el año 1980 Renzo tiene problemas de salud y por el '81 comienzo a participar un poco, ayudándoles a Vicente y a mi mamá. Ese año Vicente también tiene algunos problemas de salud y el 10 de julio abro yo el negocio y me empiezo a quedar más horas junto a mi mamá. A fines de julio falleció Renzo y a partir de ahí comienzo a participar activamente y, en 1982, me ceden un poco las riendas del negocio. En 1985 fallece mi mamá y nos quedamos Vicente y yo. Ya lo demás es historia más reciente, en el '89 comenzó el snack, Leyenda, fallece Vicente, me casé y, junto con mi familia, aquí estamos.
  Desde que estás a cargo ¿has realizado mejoras?
=Si, pequeñas mejoras, manteniendo los muebles, renovándolos y juntando un poco lo antiguo con lo moderno, reciclando. Consultamos a una arquitecta, ella nos dio la idea y a partir de ahí comienza el bar Leyenda y comenzamos a trabajar sábados y domingos, cosa que antes no se hacía. Simplemente estaba abierto para la gente que venía al Hotel, pero no se trabajaba
  ¿Quienes han sido los pasajeros más habituales?
=Por ejemplo los árbitros de fútbol, que se cambiaban aquí antes y después de cada partido. También los viajantes, que se quedaban, a lo mejor, 3 o 4 días; hacían como centro de la excursión por esta zona al Hotel Central.
  ¿Por qué no ocurre esto ahora?
=Ya no hacen base acá debido a los medios de comunicación, fax, Internet, celulares; porque ya no hay negocios como los que había antes, ya no tienen tantos cliente y además, porque nosotros no fuimos modernizando la parte de hotelería como debíamos.
  ¿Por qué no se dio esa modernización?
=En su momento, estimo que mis tíos no lo hicieron porque había mucho trabajo y, a lo mejor, les faltó visión o no lo vieron necesario. Después, con el avance del tiempo, las cosas fueron más difíciles. En aquellos tiempo, remodelarlo habría sido más fácil.
Cuando yo comienzo a participar, no se decir por qué, no lo hice. Tal vez porque hay una parte que alquilo, no soy el único dueño de todo esto.
  Si se modernizara, ¿habría más clientela?
= Estimo que si. No para todas las habitaciones, pero para cuatro o cinco muy bien equipadas, si. De todas maneras nosotros tenemos tres habitaciones con baño privado pero no como para lanzarnos ha hacer una gran difusión.
  ¿Comprarías la parte que no es tuya?
=Es un sueño, más que una idea. Pero hoy la realidad económica no da para hacer una inversión de ese tipo. Porque además no es comprar solamente, sino también empezar a refaccionar y remodelar.
  Hablemos un poco del Bar Leyenda.
=Está desde 1989. También está el kiosco Leyenda, que es producto de la situación, bajó el bar, el comedor y el hotel y le anexamos el kiosko que llegó por parte de los padres de Bibiana; ellos dejaron el que tenían, la mamá vino a ayudarnos y decidimos ponerlo aquí, en un rincón. Después fue creciendo.
  Te quedás aquí porque es un buen negocio o por amor al lugar?
=Es más sentimental que otra cosa; igual que con el sueño de comprarlo. Uno ya tiene más de 40 años y no soy de esos que se van fácil mente a otro lugar a buscar nuevos horizontes. Estoy muy arraigado, para irme me lo tendría que exigir la situación. Momentánea mente el esfuerzo está en este negocio.
  ¿Que harías si tenés que dejar esto?
=Si fuese una cosa de un día para otro, arrancaría con el quiosco y revista alquilando algún local, y después a lo mejor seguiría con el bar. Al bar traemos espectáculos, le vamos metiendo cosas. A veces con grandes éxitos, otras sin colmar las expectativas. Pero por lo menos lo intentamos.
  ¿El Hotel está progresando o subsistiendo?
= Está resistiendo. Nosotros trabajamos mes a mes, no hay proyectos a largo plazo pero soñamos cuando vemos un bar en una revista o vamos a alguna ciudad y vemos alguno que nos gusta. Algunas cosas de a poco se van haciendo, es todo a corto plazo.
  ¿Esto te pasa solo a vos o sucede en todo Santa Isabel?
=Puede ser, depende de los rubros. Pero la crisis se nota mucho en nuestro pueblo.
  ¿Si no te hubiera aferrado a los sentimientos, te hubiese, dedicado a otra cosa?
=Siempre tengo esa incógnita. Pero uno con el tiempo va creciendo y diría que debemos valorizar un poco más lo que tenemos, no menospreciar lo que tenemos en el pueblo. Cuando vamos a otro lado o nos toca alejarnos de él, siempre te dan ganas de volver.
Tuve la opción de estudiar pero en ese momento no tenía definido qué, por eso les dije a mis padre que no iba a ir a gastar. A lo mejor me faltó arriesgar un poco o probar.
  Alguna vez fuiste periodista... 
=El periodismo deportivo me encantaba. Cuando tuve la oportunidad de estudiar no existía la carrera de periodismo deportivo. Me gustaría volver al periodismo, no es una materia pendiente, pero me gusta. Cuando me piden una mano lo hago con mucho placer.
  ¿Te arrepentís de haberte quedado en el Hotel?
=No, No. Para nada, no me arrepiento. Te diría que casi de ningún hecho de mi vida me arrepiento.
  ¿Has hecho amigos a partir de este trabajo?
= A veces charlamos con Bibiana sobre esto. Por un lado nos llevó a alejarnos de reuniones con amigos o de participar en las instituciones, cosas que extraño y me gustaría hacerlas. Creo que nos ha absorbido este trabajo, nos llevó a dejar de frecuentar algunos amigos pero no a perder su amistad. Esto a veces lo marca nuestra hija, que por tener el negocio abierto, por mantener un servicio o por la necesidad económica, no la fuí a ver a algún lugar.
Pero por otra parte algunas personas dejaron de ser parroquianos para ser amigos. Esto nos hace sentir bien porque nos sentimos acompañados, como por ejemplo cuando festejamos, días pasados, el cumpleaños del Hotel. Aún con nuestros errores nos acompañan y nos apoyan.
Tengo recuerdos muy especiales, porque en estos últimos años la parte sentimental nos castigó, hay muchos amigos que ya no están más, como Jorge Tirelli, que para mi fue muy importante, una persona de consulta permanente y, de una mesa que tenemos de reunión, Norberto Ferrari, Lalo Colomba y Silvina Canal. También Nino Gabriel, que siempre venía a hacernos los asados y nos ayudaba mucho. En este tiempo que estamos acá además perdimos a los papás de Bibiana. Los recordamos permanentemente a todos y los extrañamos.
  Tu forma de ser, el pertenecer a un determinado club o tener cierto pensamiento político ¿incide en una mayor o menor clientela?
=Esa es una pregunta que siempre me hago. En lo que respecta al fútbol o las ideas política se fue mejorando con el tiempo, tengo muchos clientes de distinto pensamiento, creo que eso está superado.
Por ahí, soy demasiado serio, hasta me lo dice mi hija. Pero a eso lo compenso con la sonrisa de Bibi. Esta es una pregunta que nos debemos hacer siempre en cada negocio, más cuando hacés algo con mucha expectativa y no te va bien.
  El Hotel es un lugar donde se han hecho muchos eventos y han pasado muchos personajes. ¿Cuales son los más importantes?
=Hubo una época en que el lugar de moda era el Hotel. En los años '50 y '60 se hacían muchas fiestas, presentaciones... Se ha presentado algún modelo nuevo de autos o de autos de carrera. En la década del '60 estuvieron todas las orquestas famosas de Buenos Aires que venían a actuar a Santa Isabel y localidades vecinas. Entre los famosos podemos nombrar a Osvaldo Pugliese, Estela Raval y los Cinco Latinos, o D'arienso. También se alojó el plantel de Atlanta. En épocas más recientes estuvo Pugliese, cuando lo trajo el Club Juventud, el Trío San Javier, en fin...
Hace unos cuatro años vino Pappo, Norberto Napolitano, el guitarrista de blues más importante del rock argentino, a pasar un par de días y a mostrarle a su novia, una hermosa rubia, el lugar donde solía venir en su infancia, es decir cuando él anduvo por Santa Isabel. El patio del Hotel le trajo un montón de recuerdos y estuvo uno o dos días hospedado aquí.
Siempre estamos tratando de conectarnos con alguien, como cuando vino Luis Majul a dar una charla.
  ¿Como se dio lo de Luis Majul?
En 1995 lo escuchábamos por radio y un día lo llamé por teléfono, le presenté la idea y le mandamos una nota con Jorge Tirelli. Solo queríamos cobrar un producto para el Hogar de Niños y nosotros no lucrar, no trabajar el bar. Eso lo cumplimos, porque ese día estaba lleno y muchos nos hicieron pedidos pero dijimos que no. Simplemente hicimos una cena con un grupo de amigos y él. Y él, muy predispuesto, bárbaro.
Siempre estamos en la búsqueda de algún espectáculo que antes tratamos de ver.
Pero no solo han pasado personalidades famosas. No puedo olvidar a personas que trabajaron o prácticamente vivieron aquí como Norma y Margarita Ruiz, Juana Ramos, las hermanas Figueroa, Nelly, Don Daniel Herrera, un amigo de la casa, amigo de mi mamá y de mi tío con quien compartimos muchas cosas. Fue en la época buena del Hotel y del frigorífico, que te permitía proyectar porque teníamos clientes fijos, pensionistas, gente que se quedaba, como los de la Junta Nacional de Carnes, que eran como de la familia.
  Si por este lugar y por tu vida han pasado y pasan tantas personas, seguramente hay a quien agradecer...
=Por supuesto. Tengo que agradecer profundamente a mi vieja, que cuando la empecé a entender, la etapa de disfrutarla, me faltó, ya no la tuve más. Después a mi tío Vicente, a quien tampoco comprendí y que me dio más de lo que yo le di a él.
Y en esta nueva etapa, la del Hotel, el kiosco y el bar Leyenda, es parte fundamental de la historia la clientela, la que me dio la oportunidad de crecer comercialmente y seguir manteniendo vivo el viejo y querido Gran Hotel Central.






 Fundadores: Don Guillermo y Doña María Basignani.




Patio interior del Hotel Central.
 La tradicional figura del Hotel Central en San Martín y Santa Fe.














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