lunes, 4 de marzo de 2013

Gallego alegría.

Publicado en "Acercar a la Gente" N° 37 del 05/08/2002

José Piñol trabaja en su peluquería y taller de calzados. Mientras, toca su acordeón y regala buen humor.  

 En tiempos de desazón es difícil retener el buen humor, a veces se escapa sin motivo aparente. Sin embargo hay personas que parecen haberlo atado a su personalidad para siempre. No son muchos y cuesta encontrarlos.

Por eso, por que este es un tiempo difícil, decidimos entrevistar a José Piñol (58) en su lugar de trabajo, el taller de calzados y la peluquería para caballeros que tiene en General López al 700. Y allí nos atendió "El Gallego", con la sonrisa en los labios, con sus chistes y anécdotas y con su acordeón siempre dispuesto.

Esta es una breve charla con un hombre que conserva la alegría y se la transmite a los demás. Toda una rareza.
  ¿Por qué te dicen gallego?
= Por que mis viejos eran españoles, mamá vino de muy chiquita, de 2 años y papá cuando tenía 11 o 12; a los que venían de España se les decía a todos gallegos. Ellos primero estuvieron en un campo de acá, de Isabel, donde nacimos mi hermana y yo. Después fuimos a Laboulaye, a un campo donde estaba el padre de mi mamá. Allá pasamos una miseria bárbara, estuvimos tres años y chirola y volvimos cuando tenía 7 u 8 años.
Entonces mis viejos empezaron con el boliche, que ya estaba. El boliche y la casa eran de un Ferro y con los años papá compró. Era boliche y almacén, naipes no. Mi viejo lo tuvo hasta el día que murió.
  ¿Cómo aprendiste a tocar el acordeón?
= Cuando empecé habré tenido 8 años. Primero estudié con Tirabassi, después con dos de Venado y por último con Pigliapoco. Siempre con música, de oído empecé a tocar ahora, después de viejo.
Ah!!, me gustaba; me gustaba de alma. Jugaba a que tocaba el acordeón, doblaba los papelitos como un fuelle y hacía que tocaba. Y después mis viejos me mandaron a estudiar y... toda la vida, toda la vida.
  Siempre tocando para vos y los amigos.
= Ah, si, si. Yo de eso no pasé nunca.
  ¿Nunca en una orquesta?
= No, no. Porque no estaba capacitado, si hubiera seguido estudiando, si.
  ¿Cobrás por tocar en una fiesta?
= Ahora no, cuando era chico cobraba por tocar, fue en los primeros tiempos. Me acuerdo que era artista exclusivo de Telma Tejeiro, donde se hacían unos bailes bárbaros. En esa época estaba Angelito Baldessari que tenía una victrola y yo con el acordeón... ¡Y la gente bailaba con eso! Hoy en día se necesita amplificación y mil macanas. Antes no, hombre!
Después seguí tocando, para joder nomas. ¡Si yo tengo que pagar para que me escuchen! Pero siempre me llaman.
  ¿Que tocabas en esos bailes?
= Lo mismo que ahora, valses, pasodobles, milongas, rancheras, tangos... ¡Si lo que estoy tocando ahora es todo aquello! Los clásicos.
  ¿El acordeón es el mismo de siempre?
= No, he tenido como tres o cuatro, los fui cambiando. El primera era viejo cuando lo compré, el que tengo ahora es más grande, más nuevo, más acordeón; y este fin de semana se va a las carreras en Río Cuarto. Unos pibes amigos me invitaron... Hace unos años atrás consiguieron un carro con una yegua y salimos a hacer serenatas para fin de año. ¡Éramos una montonera! !Se metían por todos lados con esa yegua!
  ¿Siempre salís a tocar serenatas?
= ¡Ah!! ¡Muchísimas veces hemos salido a tocar serenatas! Este año que pasó no, pero el anterior si. Siempre hice serenatas, salíamos con algunos amigos, yo toco y los otros cantan.
  Son famosas las fiestas que hacían en el barrio para fin de año.
= Las hicimos 10 años corridos. La de la iniciativa fue Roma Parodi, después se fue perdiendo y hoy en día ya no la hacemos más. En un momento había unas cuantas fiestas, pero la nuestra fue la primera y la última, con sus correspondientes rey y reina. ¡Hacíamos un montón de pavadas!!
  Tu sola presencia anima las fiestas. 
= Ah, si, si. Yo estoy predispuesto a la joda, eso es cierto, siempre animo un poquito las fiestas. Si no hay quien anime, las fiestas son aburridas, y a mi eso me gusta, enseguida me copo. Dale que va, no mas!
  Cuando está la puerta abierta de la peluquería, se siente la música del acordeón.
= Me gusta. El acordeón es como una terapia. Vos te ponés con la música y es lindo porque te descarga los nervios. También salgo a caminar todos los días, juego a las bochas, al paddle, juego a todo.
  ¿Cuándo empezaste con tus trabajos?
= Con los zapatos empecé a los 20 años y con la peluquería a los 16. Fui a estudiar a Buenos Aires, y cuando vine de Buenos Aires puse la peluquería acá, y acá estoy todavía.
  Así que esta sería la peluquería más vieja del pueblo.
= Seguro que es la más vieja, y uno de los negocios más viejos. Esta peluquería ya tiene 41 años. En el '61 la puse, no mas que papá tenía el boliche y había que entrar por otro lado, siempre estuve acá. Acá nací y acá me voy a morir, me parece.
  También sos albañil, te hiciste tu casa.
= Camoni me levantó las paredes, después con la muchachada hicimos el techo y ahí seguí yo con el revoque, el piso; todo, todo. En ese momento las circunstancias me obligaban a hacerlo, y hoy si lo tuviera que hacer lo hago. A mi casa siempre le estoy haciendo algo. Siempre, siempre; nunca está terminada. Yo siempre estoy trabajando, si no es la peluquería son los zapatos. Si no tengo trabajo lo busco y lo encuentro.
  ¿Cómo está el negocio con respecto a otros tiempos? 
= Antes se trabajaba mucho más. Se trabajaba más en los zapatos y se trabajaba más en la peluquería. ¡Uy, por favor! Antes había muchos peluqueros y más trabajo.
  ¿Por qué? ¿La gente no se corta más el pelo?
= Antes también se afeitaban y se sacaba la pelusita. Hoy en día la afeitada desapreció y vienen a cortarse el pelo cuando lo tiene largo.
Afeitar, afeito alguno, pero pocos.
  ¿Como afeitás?
= Al estilo viejo, con navaja. La peluquería de hombres es todo al estilo viejo, excepto que uno tiene la máquina eléctrica pero si no después es todo viejo, la navaja es del tiempo de antes, la maquinita, la tijera…
  ¿Que diferencias hay entre una afeitada personal y la que se hacen acá?
= Dicen que con la navaja te limpia más, te rasura más, te saca más. Algunos dicen que no se pueden afeitar bien, entonces yo los afeito acá.
  ¿Los lunes atendés?
= Si. Antes no se atendía porque se trabajaba el sábado hasta muy tarde, entonces al lunes lo dejaban por si había que hacer alguna diligencia o algo. Acá en Isabel estaba todo el lunes cerrado y me acuerdo que en Villa Cañás cerraban solamente a la mañana. Te hablo de cuarenta años atrás, cuando recién empecé.
Los fines de semana venía cualquier cantidad de gente del campo. Eso después fue desapareciendo. “Quito” Dueñas me decía que antes que yo empezara, lo que ellos trabajaban los días sábados era una locura. Y el asunto era la afeitada, afeitaban 20 y pico, un trabajo impresionante.
Pero no hacían plata, ¡Si había una miseria bárbara!
  ¿Qué peluqueros había cuando comenzaste?
= Me acuerdo que hacíamos los asados del día del peluquero. Estaban "Gallo" Benítez, “Quito” Dueñas, el “Flaco” Enrico, Manga, Don Bastino… todos finados ya. Después de ellos aparecí yo, después el Hugo (Rivas) y después esta gente más joven.
  ¿Ahora hay menos peluqueros que antes?
= Hasta doce peluqueros ha habido. La gente se afeitaba en la peluquería, iba hasta dos veces por semana a afeitarse y sacarse la pelusa.
  Los peluqueros tienen fama de chismosos...
= Yyyyy…. Acá se habla mucho. Sí, se habla mucho, aunque las mujeres más. A veces nosotros estamos más en otras cosas, deporte, fútbol. Pero igual, acá siempre estamos al tanto de lo que pasa porque viene gente. Además a la tardecita jugamos a las carta, es medio boliche, ¡que se yo! Vienen los amigos, ¡una mezcolanza bárbara!
  Debés tener muchas anécdotas...
= He ido a tantos lugares... Ahora no me acuerdo, he hecho tantas, tantas jodas. ¡En la peluquería las que he hecho! Hace muchos años tenía una araña negra de plástico y al principio se las colocaba entre medio de las piernas a la gente que se sentaba y leía las revistas, ¡pegaban unos saltos bárbaros! Y después a los que se sentaban en el sillón, cosa de locos que hacía. Para cortar el pelo tenía un trapo blanco que tapaba todo el sillón, y en un momento dado, yo estaba detrás de la persona y tenía la araña negra con un hilito blanco, entonces se la tiraba por arriba del hombro sobre el trapo y se las levantaba. La persona se estaba mirando en el espejo y veía la araña que le subía. Paa! Pegaban unos saltos, hermano!!
Pero, las que me he mandado!! Ahora me acuerdo de esa, las que he hecho, ¡por favor!… ¡Y la gente sigue viniendo!
  ¿Alguna vez peleaste con algún cliente?
= Creería que no, por lo menos no me acuerdo o no me enteré, que pueda haber habido una circunstancia, una conversación, una macana que haya hecho, o un mal corte... Que sea malo como peluquero, si. Siempre digo que como peluquero cada vez corto peor, pero cada vez peino mejor. ¡Ja!! ¡Ese es el eslogan que tengo!
  ¿Cuál fue la mejor época del negocio?
= Y, hasta hace unos años atrás fue la mejor. Fue cuando ahorraba un pesito, hoy en día lo gasto, al contrario, vengo para atrás, como todo el mundo. Trabajo todo el día pero llega fin de mes y los números no me cierran. Yo no debo ni cinco centavos, jamás pedí fiado, no se lo que es hacer un cheque, cuando compré algo fue porque tenía el pesito. Soy medio conservador.
  Pero no te ha ido mal.
= Hasta ahora, en cierta forma, la vida me sonrió. Tengo un núcleo familiar con el que no he tenido problemas, en casa el respeto es fundamental; yo decirle una mala palabra a mis hijos, jamás; no, nunca, y por lo tanto ellos a mi tampoco. Vas a decir que estoy hablando macanas y que soy de otros tiempos, pero creeme que no.
Además nunca debí plata, ya es un problema menos. Antes salíamos mucho de vacaciones, dentro de nuestras posibilidades, íbamos con la carpa, pero con lo nuestro, éramos medios yerberos. El sábado a la noche ya estaba el auto cargado, cerraba la peluquería y rajábamos, lo hemos hecho cualquier cantidad de veces. Cargaba con los chicos, con mis padres... Algunos me decían, “para salir de esa forma, no salgo”, bueno no salgas pero dejá que salga yo por lo menos.
Yo tengo dos dichos que he incorporado para mi, uno, que me dejó mi padre, “cada casa es un mundo”, eso lo repito continuamente. Y el otro es el que dice “no es rico el que más tiene sino el que menos necesita”.
  La gente parece estar cada vez con más problemas, más preocupada; sin embargo vos estás siempre de buen humor. 
= Si, la verdad es que la gente está con muy mala onda. El tema actual es el económico, yo nunca hablé con la gente de economía tanto como ahora.
 El problema uno también lo tiene, pero siempre fui así, toda la vida, y ahora que me estoy poniendo viejo me parece que más todavía. Hablando claro, yo siempre estoy en la joda. La joda positiva, la joda linda, no la grosera, la bruta.¡Nooo! Jamás tengo problemas ni tuve con nadie, así que quiere decir que es positiva. Me gusta andar siempre en positivo, aunque también a veces ando con la cabeza medio para la miércoles. El único problemita que me hago es que el poder adquisitivo se me achicó de acuerdo a tiempos pasados.
 Macana, antes iba comprando cositas, hoy en día eso se terminó, menos mal que tengo unos mangos ahorrados para poder paliar los gastos de todos los meses. El sistema tiene que estar muy bien preparado para la joda si te vienen a golpear la puerta porque les estás debiendo.
  ¿Los clientes hablan de esto?
= Que se yo, se despachan a gusto y uno también. La gente te cuenta sus problemas y uno es como un psicólogo. La gente te charla y todos hablan de lo mismo. Antes, unos 20 años atrás, en la peluquería jamás hablábamos de eso y hoy en día es el tema actual, no de la peluquería sino de toda la gente, vos das vueltas y vueltas y donde caés… Economía, economía. Cada cual con su problema en mayor o menor medida.
La cosa esta brava, no ves que todavía no entró nadie...
  Si te ponés a tocar el acordeón a lo mejor alguno se entusiama y entra…
= No!!, al contrario, si toco el acordeón no entra nadie!! ¡ Se asustan y rajan todos!


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