martes, 31 de diciembre de 2013

Sociedad Italiana, institución centenaria.

Publicado en "Acercar a la Gente" Nº 100 - 25/06/09 

  La Sociedad Italiana Mutual y Cultural fue fundada el 18 de julio de 1909. La primera comisión (Consejo de Administración Provisorio) estuvo integrado por Pablo Chiesa, Santiago Raimondi, Domingo Salemme, Juan Rosignoli, Domingo Viola, Bautista Goría, Pablo Navello, Benito Zallio, Juan B. Bruno, Francisco Pensa y Ernesto Giudici.

 Los fines de esta institución, la primera y más antigua de nuestra localidad, se detallan en el acta fundacional. Ellos son la instrucción, la fraternidad, el socorro mutuo y la moralidad. La primordial motivación que impulsó a los fundadores fue poder contar con un lugar donde reunirse y a la vez sentirse protegidos por la fuerza que suponía esa unión, dado la condición de inmigrantes italianos de reciente ingreso al país. La Sociedad constituida les permitía mitigar las añoranzas de su lejana patria al reunirse con sus connacionales y, además, hallar en los servicios mutuales prestados desde el comienzo, asistencia médica, asesoramiento legal y laboral y otras facilidades que completaran su adaptación al medio existente en esa época, en un pueblo que llevaba a penas un año desde su fundación.

 Estos servicios fueron realizados con gran eficacia, convirtiéndola en la primera y más sólida de las instituciones que durante varias décadas tuvo Santa Isabel. 


 La parte más importante de la sede de la Institución, ubicada en Gral. López 766, se terminó de construir en 1910. Era un salón totalmente despojado de comodidades en el que se realizaron los principales eventos sociales y artísticos de la época.

 Pero el 18 de diciembre de 1918 la Entidad puso en marcha un proyecto de ampliación y refaccióndel edificio. Comenzaron así varios años de arduos trabajos en los que se construyó el frente de la edificación (hall, bar y secretaría) y se remodeló la puerta de entrada en la que lucían, tallados en la madera, los escudos de Argentina e Italia. En el primitivo salón se instalaron los palcos y cielorrasos, se construyeron el escenario y los baños.

 Eran Presidente y Vice de la Comisión Directiva, Bautista Boccardi y Dante Pellegrini, y era secretario Carlos de Agostini, quien conservó el cargo por muchos años. Para solventar los gastos de este proyecto de reforma y ampliación del edificio social se emitieron acciones en calidad de préstamo a dos años y sin intereses.

 En junio de 1.929 se aprobó el presupuesto para la construcción de la casilla para instalar la máquina de proyección de películas; se instaló la luz eléctrica; se compró el tanque de diez mil litros para el suministro de agua que contaba con instalación de seguridad contra incendio; se realizó el arbolado del predio adyacente (esquina de Gral. López y 9 de Julio); se brindó asistencia médica a los socios y se compró un terreno iniciándose la construcción de una casa que debería rifarse en beneficio de la Sociedad Italiana.

 Hay que destacar la importancia institucional de estas entidades en el país como nexo entre la colectividad asentada en diferentes pueblos e Italia, tan es así, que estaban organizadas en una Federación General de Sociedades Italianas en la República Argentina. Los delegados de la Sociedad Italiana de Santa Isabel ante la misma eran los señores Alessandro Squassini y Giuseppe Barbieri. Por aquellos años los representantes de la Institución concurrían a los actos portando la bandera italiana, demostrando el orgullo y el sentido de pertenencia a Italia y respetando sus símbolos, a tal punto que en una reunión se decide "no sacar de la sede social la bandera italiana por haber sido humillada en un acto cívico al colocarla a la derecha de la bandera española.

 El 20 de setiembre de 1929, cuando ya estuvieron terminadas las labores de refacción y ampliación, se inauguró el Cine Teatro Social cuya majestuosidad constituyó todo un acontecimiento para la época. Más tarde, en el mismo año, se realizó el llamado a licitación para alquilar el bufete, que se declaró desierta por falta de oferta.

 Comienzan por esos años también problemas económicos para la Sociedad Italiana que se extienden hasta principios de 1940 ocasionados por los préstamos tomados para la construcción de la sala de cine y teatro, la rifa de la casa que finamente no se sorteó debido a la poca venta de la misma y con la dificultad de cobrar el alquiler a quienes habitaban esta vivienda.

 Sin embargo los servicios mutuales con asistencia médica se ampliaron y sólo comenzaron a decaer pasada la mitad del siglo XX desapareciendo por completo en la década de 1970. Mientras tanto las veladas, bailes populares, obras de teatro, actos y funciones de cine mantienen a la sede en constante uso. A la sala se le agregó un patio con piso de lajas y escenario que, en los años de las décadas de 1940 y 1950, sirvieron también para la realización grandes bailes populares al aire libre que recibieron a las figuras más importantes de cada tiempo.

 Las funciones de cine, que generalmente se concesionaron a particulares, fueron otro de los grandes aglutinantes de los isabelenses. Estas se sucedieron prácticamente cada fin de semana desde su inauguración, en 1929, hasta septiembre de 1985, interrumpiéndose en algunos períodos por cambios de dueños y/o refacciones.

 En la década de 1940 estuvieron como empresarios cinematográficos Jano y Beto Martínez y, luego, una persona oriunda de Rosario del mismo apellido. El cine, que para 1952 ya se llamaba Ideal, fue explotado por el matrimonio de Luis Parodi y Roma Astolfi desde febrero de ese año hasta octubre de 1977.

 Para ese entonces la edificación presentaba problemas por el paso del tiempo que fueron reparados por Nereo Ansaloni quien concretó importantes refacciones que llevaron a la colocación de una nueva puerta de entrada, la construcción de nuevos baños y bar, y la instalación de nuevas butacas y proyectores, entre otras obras de importancia. El cine estuvo a su cargo desde julio de 1978 hasta finales de 1982.

 En junio de 1983 comienzan las proyecciones de Promociones Culturales S.R.L., una empresa formada por vecinos de la localidad con la finalidad de mantener en funcionamiento el cine. Las mismas se extienden hasta septiembre de 1985.

Tras el cierre del cine el edificio comienza un período de decadencia que se agrava enormemente para mediados de la década de 1990. Tras varias gestiones, importantes inversiones y gran trabajo, una nueva comisión tomó las riendas de la Institución y logró reinagurar la sala que fue reparada, siendo el cambio del techo de chapas de la misma y del escenario una de las mayores inversiones. La obra se realizó con el préstamo desinteresado de varios socios los que fueron recuperando el dinero en cuotas. Para el año 2001 ya se habían pagado las deudas.

 En 1997, mediante un subsidio provincial la Sociedad Italiana pudo comprar equipos para proyectar películas. Esto se realizó hasta los primeros años del nuevo siglo, en forma discontinua hasta que, por la falta de público, cesaron las funciones. Mientras tanto la sala cobijó actos culturales y también reuniones sociales.

 En 2007, en el marco de los 100 años de Santa Isabel, la Sociedad Italiana realizó un contrato de comodato con la Comuna de Santa Isabel por 50 años con opción a otros cincuenta. A cambio de ello se deberán realizar obras de refacción y ampliación en los primeros 20 años para la concreción de un Complejo Cultural en el que se desarrollen las diversas
actividades artísticas y culturales de Santa Isabel.

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Escuela Nº 179. Sus comienzos.

Publicado en "Acercar a la Gente" Nº 99 - 28/05/09 
 
La Escuela Nº 179 se inició junto con Santa Isabel. Sus comienzos se remontan a una escuela rural o de campaña, de carácter particular, que estuvo a cargo de Rafael Di Giorno y de su esposa Rosa Pérez de Di Giorno y que funcionó en un domicilio de la localidad perteneciente a Carrea y Chiesa.

 El primero de marzo de 1911 la escuela pasó a ser oficial.

 Parte del terreno en donde hoy se encuentra, sobre Av. Sarmiento, entre José Ingenieros y Paraguay, fue donado por los sucesores de Elena Pombo de Devoto, propietarios de los terrenos remanentes del remate fundacional del pueblo. Pasó a ser propiedad del fisco en 1925.

 Debido a las deplorables condiciones en que funcionaba la primitiva escuela y ante la inminencia de un desalojo del local que ocupaba, un grupo de vecinos, entre los que se destacaron Esteban Maglione y Santiago Raimondi, resolvió respaldar a la directora Rosa de Di Giorno (foto) para interesar al gobierno provincial sobre la construcción de un nuevo edificio.

 Por medio de volantes, la directora invitó al pueblo a una reunión que se realizó en el local escolar el 17 de agosto de 1924, en la que se formó una comisión. Una de sus primeras acciones fue contactarse con los sucesores de Elena Pombo de Devoto para solicitar la ampliación de la donación del terreno, que primitivamente era de 40 m. por 50 m. Además se realizó una colecta entre los vecinos que respondieron positivamente, en la medida de sus posibilidades.

 Las gestiones también alcanzaron al gobernador Ricardo Aldao que fue entrevistado en una visita que realizó a la localidad de Carmen, obteniendo el compromiso de su gobierno para concretar la obra. También se consiguieron cien mil ladrillos de primera calidad fabricados en los hornos locales que fueron ofrecidos al gobierno para la pronta iniciación de la obra.

Poco después el Directorio Administrativo del Empréstito de 1922, ante las gestiones de la comisión, resolvió favorablemente el pedido de construir el edificio sobre las bases indicadas por aquella y, con fecha 19 de diciembre de 1924, el Consejo de Educación de la Provincia resolvió aceptar las donaciones mencionadas como así también aceptar una suma de dinero para tal fin ofrecida por la Comisión de Fomento.

 El edificio escolar se construyó en 1926 y, en 1928, costeado por el Sr. Miguel Rueda, se construyó un aula más.


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Santa Isabel de Portugal, reina, madre de familia y pacificadora.

Publicado en "Acercar a la Gente" Nº 98 - 28/04/09

 La Católica Apostólica Romana es la religión que, en el principio mismo de Santa Isabel, se estableció en la localidad junto a sus primeros habitantes. De tal manera, una vez fundado el pueblo en 1908 y comenzada su organización, se colocó en 1911, junto a una cruz de madera, la piedra fundamental de la que sería, en el futuro, la iglesia Santa Isabel de Portugal.

  Tras más de diez años de esfuerzos para su construcción, finalmente, el 2 de febrero de 1922 se inauguró el edificio de la iglesia parroquial.

  Isabel significa "Promesa de Dios" (Isab = promesa. El = Dios) y ésta es la historia de la santa patrona de nuestro pueblo: 

 Nació en 1270, no se sabe ciertamente si en Zaragoza o Barcelona. Era hija del rey Pedro III de Aragón y de Constanza de Sicilia, nieta del rey Jaime el Conquistador, biznieta del emperador Federico II de Alemania. Le pusieron este nombre en honor de su tía abuela Santa Isabel de Hungría.

  Santa Isabel tuvo la dicha de que su familia se esmerara extremadamente en formarla lo mejor posible en su niñez. Desde muy niña tuvo una notable inclinación hacia la piedad y un gusto especial por imitar los buenos ejemplos que leía en las vidas de los santos o que observaba en las vidas de las personas buenas. En su casa le enseñaron que si quería en verdad agradar a Dios debía unir a su oración, la mortificación de sus gustos y caprichos y esforzarse por evitar todo aquello que la pudiera inclinar hacia el pecado. Le repetían la frase antigua: "tanta mayor libertad de espíritu tendrás, cuanto menos deseos de cosas inútiles o dañosas tengas". Sus educadores le enseñaron que una mortificación muy formativa es acostumbrarse a no comer nada entre horas (o sea entre comida y comida), y soportar con paciencia que no se cumplan los propios deseos, y esmerarse cada día por no amargarle ni complicarle la vida a los demás. Dicen sus biógrafos que la formidable santidad que demostró más tarde se debe en gran parte a la esmerada educación que ella recibió en su niñez. 


  A los 15 años ya sus padres la habían casado con el rey de Portugal, Dionisio. Este hombre admiraba las cualidades de tan buena esposa, pero él por su parte tenía un genio violento y era bastante infiel en su matrimonio, llevaba una vida nada santa y bastante escandalosa, lo cual era una continua causa de sufrimientos para la joven reina, quien soportara todo con la más exquisita bondad y heroica paciencia.

  Sin embargo el rey dejaba a Isabel plena libertad para dedicarse a la piedad y a obras de caridad. Ella se levantaba de madrugada y leía cada día seis salmos de la Santa Biblia. Luego asistía devotamente a la Santa Misa; enseguida se dedicaba a dirigir las labores del numeroso personal del palacio. En horas libres se reunía con otras damas a coser y bordar y fabricar vestidos para los pobres. Las tardes las dedicaba a visitar ancianos y enfermos y a socorrer cuanto necesitado encontraba.

  Hizo construir albergues para indigentes, forasteros y peregrinos. En la capital fundó un hospital para pobres, un colegio gratuito para niñas, una casa para mujeres arrepentidas y un hospicio para niños abandonados. Conseguía ayudas para construir puentes en sitios peligrosos y repartía con gran generosidad toda clase de ayudas. Visitaba enfermos, conseguía médicos para los que no tenían con qué pagar la consulta; hacía construir conventos para religiosos, a las muchachas muy pobres les costeaba lo necesario para que pudieran entrar al convento, si así lo deseaban. Tenía guardada una corona de oro y unos adornos muy bellos y un hermoso vestido de bodas, que prestaba a las muchachas más pobres, para que pudieran lucir bien hermosas el día de su matrimonio.


 Su marido el rey Dionisio era un buen gobernante pero vicioso y escandaloso.

Ella rezaba por él, ofrecía sacrificios por su conversión y se esforzaba por convencerlo con palabras bondadosas para que cambiara su conducta. Llegó hasta el extremo de educarle los hijos naturales que él tenía con otras mujeres.


  Tuvo dos hijos: Alfonso, que fue rey de Portugal, sucesor de su padre, y Constancia que fue reina de Castilla. Pero Alfonso dio muestras desde muy joven de poseer un carácter violento y rebelde. Y en parte, esta rebeldía se debía a las preferencias que su padre demostraba por sus hijos naturales. En dos ocasiones Alfonso promovió la guerra civil en su país y se declaró contra su propio padre. Isabel trabajó hasta lo increíble, con su bondad, su amabilidad y su extraordinaria capacidad de sacrificio y su poder de convicción, hasta que obtuvo que el hijo y su padre hicieran las paces. Lo grave era que los partidos políticos hacían todo lo posible para poder enemistar al rey Dionisio y su hijo Alfonso.

  Algunas veces cuando los ejércitos de su esposo y de su hijo se preparaban para combatirse, ella vestida de sencilla campesina atravesaba los campos y se iba hacia donde estaban los guerreros y de rodillas ante el esposo o el hijo les hacía jurarse perdón y obtenía la paz. Son impresionantes las cartas que se conservan de esta reina pacificadora. Escribe a su esposo: "Como una loba enfurecida a la cual le van a matar a su hijito, lucharé por no dejar que las armas del rey se lancen contra nuestro propio hijo. Pero al mismo tiempo haré que primero me destrocen a mí las armas de los ejércitos de mi hijo, antes que ellos disparen contra los seguidores de su padre". Al hijo le escribe: "Por Santa María la Virgen, te pido que hagas las paces con tu padre. Mira que los guerreros queman casas, destruyen cultivos y destrozan todo. No con las armas, hijo, no con las armas, arreglaremos los problemas, sino dialogando, consiguiendo arbitrajes para arreglar los conflictos. Yo haré que las tropas del rey se alejen y que los reclamos del hijo sean atendidos, pero por favor, recuerda que tienes deberes gravísimos con tu padre como hijo y como súbdito con el rey". Y conseguía la paz una y otra vez.

 Su esposo murió muy arrepentido, y entonces Isabel dedicó el resto de su vida a socorrer pobres, auxiliar enfermos, ayudar a religiosos y rezar y meditar.


  Pero un día supo que entre su hijo Alfonso de Portugal y su nieto, el rey de Castilla, había estallado la guerra. Anciana y achacosa como estaba, emprendió un larguísimo viaje con calores horrendos y caminos peligrosos, para lograr la paz entre los dos contendores. Y este viaje fue mortal para ella. Sintió que le llegaba la muerte y desde aquel momento no dejó de rezar. Su lengua, cada vez más débil, recitaba salmos y versos latinos de himnos litúrgicos. Junto a su lecho, según ella siempre deseó, estaba su hijo por el que tanto había sufrido. Murió el 4 julio 1336, en el castillo de Estremoz. Su cuerpo fue trasladado hasta el monasterio de Santa Clara de Coimbra, donde recibió el último homenaje y adiós de sus súbditos. Allí reposa envuelto en una aureola de milagros. El pueblo cristiano ha rodeado, a través de los siglos, de una gloria inmortal a esta santa medieval. Fue canonizada por Urbano VIII el 25 mayo 1625.



Fue beatificada en 1526 y canonizada por el Papa Urbano VIII en 1625. Su festividad fue introducida en el santoral católico, celebrándose el 4 de julio, día de su muerte. Posteriormente, en 1694 el Papa Inocencio XII movió la fiesta al día 8 de julio, de modo que no coincidiera con la celebración de la Octava de los santos Pedro y Pablo (del 29 de junio al 6 de julio). En 1955, Pío XII abolió la octava. El misal romano de 1962 cambió la categoría litúrgica de la festividad de Santa Isabel de Portugal de "Doble" a "Tercera clase". La reforma de 1969 del calendario clasificó la festividad como "memoria libre" y la devolvió al 4 de julio.

De todas maneras, y continuando con la tradición instalada al momento de la fundación de la localidad y de creada la parroquia, cada 8 de julio se celebra en Santa Isabel las fiestas patronales en honor a Santa Isabel de Portugal. 

En 2009, se publicó La rosa de Coimbra (en Portugal Memórias da Rainha Santa) de la escritora española María Pilar Queralt del Hierro, biografía novelada de este personaje. 

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Escuela Nº 779 D. F. Sarmiento.

Publicado en "Acercar a la Gente" Nº 97 - 23/03/09
  El 22 de abril de 1935 inició su funcionamiento con una inscripción de 108 alumnos distribuídos en dos grados, 1º y 2º, a cargo de la maestra Sra. de Galante y del director Gasparino Galante. Las clases se dictaban de lunes a sábados y la escuela funcionaba en locales alquilados y hasta con grados separados, todos ubicados en la zona Noreste. Esta población escolar pertenecía, esencialmente, a grupos de familias de condición humilde, cuyos ingresos provenían en su mayoría de trabajos rurales, por lo que en épocas de cosecha la familia solía instalarse en el campo, generando períodos discontinuos para la educación de sus hijos.
   En 1937 la escuela se trasladó a una propiedad alquilada que contaba con dos salones, patio, sanitarios, galpón y casa. Esta edificación -de la cual aún se conserva una parte- estaba ubicada sobre Brasil al 1100, casi esquina Sarmiento. Un año después fue habilitado el grado 3º. Los alumnos que pasaban a 4º seguían en la escuela Nº179 aunque eran pocos los que lo hacían y que completaban el ciclo primario.

 En 1939 comenzó el suministro de copa de leche con fondos de la Comisión de Fomento. En octubre de 1941 comenzó a funcionar el Comedor Escolar en una casa ubicada cerca de la escuela, sobre Sarmiento.

La Sucesión de Miguel Rueda donó en 1943 un terreno de una manzana y dinero para la construcción del edificio escolar. Para 1945 la escuela era de 6ª categoría y contaba con 97 alumnos trabajando en dos turnos y utilizaba un edificio anexo ubicado en Corrientes 1051.

  En 1949 la organización escolar presentaba seis grados del nivel primario con tres maestras de grado y directora a cargo de grado. En 1950 se comenzó la construcción del edificio propio en el terreno donado por Rueda, entre las calles Corrientes, Francia, Misiones y Rivadavia. Mientras tanto estaba en funcionamiento la Escuela de Recuperación, que funcionaba en el edificio anexo en horario de 19:00 a 20:40 hs. para aquellas personas que no habían culminado su ciclo primario.

 El 8 de mayo de 1952, a las 16:00 hs., se realizó la inauguración del nuevo edificio, que es el que se utiliza en la actualidad. La moderna estructura contaba con cinco aulas, dirección, secretaría, baño de docentes, pabellones sanitarios y amplio terreno. Desde 1956 hasta 1974 el edificio escolar fue compartido con la Escuela de Comercio Nº 7 Dr. Mariano Moreno, hoy Nº 214.



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El cementerio.

Publicado en "Acercar a la Gente" Nº 92 - 05/09/08
 
 Al trazarse el Pueblo y Colonia de Santa Isabel, la empresa encargada del remate de tierras para la colonización debió escriturar a favor del fisco el predio que actualmente ocupa el cementerio de la localidad, ubicado a unos 2000 mts. al Sudoeste de la zona céntrica.


 Sin embargo en los primeros tiempos de Santa Isabel la gente que fallecía era sepultada en cementerios de otras localidades siendo el más frecuente, según los relatos orales, el de la localidad de Carmen.

 Sólo después de formarse la primera Comisión de Fomento del pueblo en 1911, y de que ésta tratase asuntos de suma importancia para una localidad que estaba naciendo y debía organizarse, se pudo disponer del predio asignado para cementerio. En la sesión del 5 de enero de 1912 se informó que se habían dado por terminado el cementerio y se dispuso que inmediatamente fuera librado al servicio público.

 La primer inhumación correspondió a Teresa Dominini, una niña de 15 años que murió el 14 de febrero de 1912. Según relatos orales su cuerpo fue llevado en un rastrón tirado por caballos, lo que da una idea de la precariedad y la dureza de la vida en los comienzos del pueblo. El 8 de febrero de 2007, con motivo del 99º Aniversario de Santa Isabel se reconstruyó su tumba que incluye la cruz original.
 A través del tiempo, el cementerio fue creciendo y transformándose. La mayoría de los primitivos panteones nichos y tumbas aún se conservan, siendo muchos de ellos exponentes de estilos arquitectónicos y ornamentales exquisitos. En este tipo de construcciones se pueden observar los cambios en las costumbres y modas de cada época.

 A comienzos del mes de septiembre de 2007 se contabilizaron 3.950 cuerpos inhumados. Había 540 sepulturas, además de 97 panteones, 221 nicheras, 1.160 nichos exteriores y cuatro galerías sociales pertenecientes, 1 a la Asociación Mutual del Club Belgrano, 2 a Cochería País, y 1 a La Asociación Mutual Armonía Bochas Club y Cochería País.





El cementerio de Santa Isabel en 1980.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Algunos números.

Publicado en "Acercar a la Gente" Nº 91 - 05/08/08
La superficie del distrito de Santa Isabel, incluyendo parcelas rurales, caminos, rutas, ferrocarriles, manzanas, calles y espacios verdes es de 379.042.425,90 m ² ó, lo que es lo mismo, 37.904 has., 24 as. y 25,9 ca. 
 Sus coordenadas geográficas son (medición realizada en plaza 9 de Julio): 33º 53' 18'' latitud Sur - 61º 41' 36'' longitud Oeste.

La altura sobre el nivel del mar, en esa zona es de 109 m. Se alcanzan los 110 m. en los alrededores del parque Ing. Tirelli y del monte de la estación, en la zona de las estación del ferrocarril. El sector más bajo de la zona urbana se encuentra en el sector Norte, en la cañada conocida como "El Bajo", con 105 m. sobre el nivel del mar.


 Santa Isabel, según el último censo de población del año 2001, cuenta con 4.855 habitantes, siendo 2.427 varones y 2.428 mujeres. La población urbana totaliza 4.424 habitantes de los cuales 2.190 son varones y 2.234 son mujeres. En tanto, en la zona rural, hay 431 habitantes, 237 varones y 194 mujeres. Si se lo compara con un censo realizado en 1933, se observa que la población total apenas ha crecido en todas estas décadas. En aquel año se contabilizaban 4.166 isabelenses, 2.339 en la zona urbana y 1.827 en la rural.

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domingo, 29 de diciembre de 2013

Los teléfonos en Santa Isabel.

Publicado en "Acercar a la Gente" Nº 89 - 12/06/08

  En 1927 los teléfonos que se estaban colocando en Teodelina despertaron el interés de Dante Pellegrini, comerciante cerealista de nuestra localidad. Inmediatamente gestionó en Buenos Aires los teléfonos para Santa Isabel y así tuvo en su oficina el teléfono número uno de los veinticinco que instaló la empresa Unión Telefónica del Río de la Plata. 
 
 Esta empresa fue nacionalizada en 1946 pasando el servicio a manos de Teléfonos del Estado, la que años más tarde se denominó Empresa Nacional de Telecomunicaciones (ENTEL). El primer jefe de la oficina local, que estuvo ubicada en General López 974, frente al Club Belgrano, fue el Sr. Guagliardo y el último el Sr. Gerardo Tobío.

 Hasta 1983 el servicio funcionó mediante un conmutador accionado en forma manual por los operarios de la empresa y cuyo número de líneas no superaban las 90, que era la capacidad máxima de dicho aparato.

 Las comunicaciones con localidades de la zona, del país e incluso internacionales también se realizaban de esta manera, mediante una línea hacia Villa Cañás y otra a Venado Tuerto por las que entraban o salían las llamadas a los distintos puntos, contando, además, con una línea que daba el servicio telefónico de larga distancia a María Teresa pasando por Santa Isabel.

En febrero de 1980 se constituyó la Comisión Pro Teléfonos para instalar una central automática. El día 12 de febrero de 1983 se inauguró el nuevo sistema, que significó un avance de gran importancia para la localidad ya que las líneas instaladas pasaron a ser 300. Sin embargo las comunicaciones interurbanas fueron automáticas en septiembre de 1985.


 En la década de 1990 la central pasó a ser digital y, en 1994, llegaron a Santa Isabel las comunicaciones a través de los teléfonos móviles o celulares. 

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¿A qué hora sale el tren?

Publicado en "Acercar a la Gente" Nº 88 - 16/05/08
 

La vía que divide en dos a nuestro pueblo y por la que hoy solo circulan trenes de carga de la empresa ALL, América Latina Logística -de capitales brasileros- alguna vez tuvo un sentido mucho más social, al igual que las estaciones que están a su vera, como lo son las dos de Santa Isabel y la casi desaparecida de Rastreador Fournier.

   Cuando en 1954 se realizó el empalme entre esta última y las del pueblo, casi toda la actividad ferroviaria se concentró en Santa Isabel. 
 
 Desde estas estaciones urbanas partían trenes de pasajeros en ambos sentidos, ya que las mismas eran punta de riel de dos ferrocarriles. Uno, el Ferrocarril Bartolomé Mitre (ex Ferrocarril Central Argentino), y el otro el Ferrocarril Gral. San Martín (ex Buenos Aires al Pacífico). 
 
 Por el Mitre partían hacia Rosario trenes de pasajeros de lunes a viernes a las 05:30 hs. y regresaban a las 23:00 hs. El servicio se realizaba con locomotoras a vapor que quemaban petróleo.

 Hacia Junín (Bs. As.), para luego seguir hasta Capital Federal, por el San Martín, salían trenes de pasajeros los lunes, miércoles y viernes a las 05;00 hs. y retornaban a las 17:30 hs., mientras que los martes y jueves lo hacían hasta Rawson (Bs. As.) en el mismo horario. Estos trenes circulaban con locomotoras a vapor alimentadas con carbón mineral. Los últimos cinco años lo hicieron con coches motor.

  En 1978 se levantó el servicio del tren de pasajeros hacia estos destinos. Por esos tiempos comenzaron a llegar las primeras locomotoras diesel-eléctricas para trenes de carga, que requerían menos personal y no necesitan reabastecimiento permanente de agua ni deben ser giradas para regresar. Éstas reemplazaron a las viejas locomotoras a vapor que fueron apagadas definitivamente a finales de esa década.

 (Datos de horarios y destinos aportados en 2007 por el Sr. Martín Díaz, ex Jefe de Estación Santa Isabel)



 
1974 - Una locomotora del F.C.G.M, similar a las que transitaban las vías de Santa Isabel fotografiada en junio de 1974 en Venado Tuerto.














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Una maravilla de la tecnología.

Publicado en "Acercar a la Gente" Nº 87 - 16/04/08

  La televisión argentina nació el 17 de octubre de 1951 con la transmisión de un acto de Eva Perón, realizada para unos pocos cientos de aparatos por el flamante Canal 7 que tenía su antena instalada en el edificio del Ministerios de Obras Públicas, en la avenida 9 de julio, de la ciudad de Buenos Aires. Con el correr del tiempo la gente empezó a interesarse por la posibilidad de compra de un aparato de TV. En Santa Isabel este interés se vio menguado por la dificultad para captar la señal debido a la distancia que nos separan de Buenos Aires. Sin embargo, a finales de la década de 1950, se encendió el primer televisor, blanco y negro, en la Heladería y Bar de Mario Miculán (foto, con su dueño Mario Miculán), que estaba en el local de la desaparecida Sociedad Española, en calle Belgrano, entre la Iglesia Santa Isabel de Portugal y el también desaparecido Prado Español. Testigos de aquel tiempo relatan que eran muy pocas las veces en que se podían distinguir las imágenes.

 Más adelante, el 18 de noviembre de 1964, se iniciaron en Rosario las transmisiones de Canal 5 y luego, el 20 de junio de 1965, las de Canal 3. Es entonces cuando los isabelenses comenzaron a interesarse más por la televisión ya que estas señales podían captarse con mayor facilidad. De todos modos era necesario instalar sobre el techo de cada hogar una torre de unos 15 m. de altura para colocar la antena; y aún así, en algunos días, las imágenes se desvanecían o, por el contrario, según las condiciones atmosféricas, solían tener interferencias de otras emisoras más lejanas. Eran poco frecuentes las veces en que se podía ver televisión en forma óptima.

 De esta manera el cielo isabelense se fue poblando de infinidad de torres metálicas en las que, además de las antenas dirigidas a Rosario, se solían colocar otras, dobles, hacia Buenos Aires para captar, cuando se podía, no solo Canal 7, sino también el 9, el 11 y el 13 que ya estaban en el aire. Muchas de estas torres todavía continúan montadas.

 En 1978, ante la llegada del campeonato mundial de fútbol se inauguraron las repetidoras de los canales rosarinos en Venado Tuerto y Rufino. A cambio, en toda la región, los propietarios de televisores debieron pagar un dinero en varias cuotas. Pero esa es otra historia.



Mario Miculán junto a su nuevo televisor.
























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Las manzanas no son todas iguales.

Publicado en "Acercar a la Gente" Nº 88 - 16/05/08

  Si calculamos distancias con el simple hecho de contar las cuadras, en Santa Isabel hay que tomar ciertos recaudos porque no todas miden igual.

  El trazado original de la zona urbana, situado entre las calles Chaco, España, Urquiza y Av. Francia, comprende una superficie de 169 hectáreas. En ellas hay 55 manzanas de 80 m. por 100 m., ubicadas de un lado y otro del terreno de la estación del ferrocarril, entre Chaco, Mitre, Urquiza y Av. Francia; 5 manzanas de 100 m. por 150 m. comprendidas entre Brasil, España, Av. Santa Fe y Mitre, cruzadas actualmente por la vía del ferrocarril, y 44 manzanas de 100 m. por 100 m. ubicadas a un lado y otro de las anteriormente citadas; además se le deben sumar el terreno ferroviario comprendido entre Av. Francia, Basil, Mitre y Av. Santa Fe que es de 150 m. por 480 m, cruzado por calle San Martín. Todas ellas están separadas por un espacio de 20 m., entre una y otra línea de edificación, destinado a veredas, espacios verde y calle. 
 
 Posteriormente, en distintas urbanizaciones, se agregaron nuevas manzanas. Una de ellas es la que comprende 8 manzanas, entre Güemes, Av. Sarmiento, Chaco y Av. Francia, es decir donde hoy se asienta el estadio del Club Sportivo Juventud Unida, el barrio que lleva su nombre y las 4 manzanas adyacentes.

 También, a partir de un proyecto presentado en 1938 por el Sr. Guillermo Coverton, se anexó a la zona urbana, en la década de 1940, un sector de su estancia, lindera a la primitiva traza del pueblo. Este sector se extiende desde Av. Francia, entre Av. Santa Fe y Urquiza, hacia el Sudeste unos 700 metros aproximadamente, que es el largo de la antigua estación del ferrocarril, hasta la calle que pasa detrás del frigorífico. Son en total unas 66 has. con manzanas de diversas medidas debido a distintas urbanizaciones como el barrio Fo.Na.Vi. Grande o el Barrio Belgrano.

 En este último sector como en la primitiva traza de la localidad, aún existen manzanas, en la periferia, sin construcciones que suelen ser utilizadas como quintas para la explotación agrícola.


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El indómito león Togo.

Publicado en "Acercar a la Gente" Nº 84 - 27/11/07

 La llegada de un circo en el invierno de 1962 prometía cambiar el letargo del Santa Isabel de aquel tiempo, en el que los divertimientos eran escasos comparados con la actualidad. Por eso, esa noche del debut, el público casi que había cubierto las localidades de la modesta carpa que había sido instalada, como era habitual, en la esquina de Brasil y Mitre. Era en un descampado que alcanzaba a toda la manzana que completaban las calles Sarmiento y Corrientes, frente al terreno del ferrocarril que tenía un monte de eucaliptus.

 La publicidad había entusiasmado a la gente a llegarse a esa función inaugural. Una camioneta tirando un carromato jaula que exhibía un león en su interior había recorrido el pueblo mientras anunciaba el número más importante: "...¡No se pierda esta noche la presentación del indómito león Togo!!", decía el locutor.

 Todo transcurrió dentro de la normalidad en la primera parte de esa noche circense. Pasaron payasos, magos y equilibristas que hicieron reír y asombrar al público compuesto por personas de todas las edades. Hasta que llegó el momento esperado, el número con los leones.

 Los asistentes armaron en la pista una gran jaula con una manga enrejada a la cual atracaron un primer carromato. Abrieron la puerta y un león -posiblemente Togo- bajó del mismo y caminó sin problemas hasta el centro, en donde ya estaba esperándolo el domador. Después colocaron otro carromato y trataron de repetir la operación con un segundo animal. Pero éste estaba echado en el piso y sin intenciones de moverse. Para que se bajara, los asistentes golpearon los barrotes y el techo del aparato y lo azuzaron con un palo... pero nada, el león seguía en el piso. Por eso el domador salió de la jaula dejando solo al primer animal y fue a ayudar para lograr el cometido.

 Mientras estaban en esa faena, el león que aburrido daba algunas vueltas en la jaula de la pista, se metió en la manga rumbo al carromato. Ante esto, los asistentes cerraron la puerta impidiéndole el paso para que no suba al aparato, por lo que el animal, al querer volverse hacia la pista, como la manga era angosta, se paró sobre una reja que cedió un poco y dejó una abertura. La fiera aprovechó la ocasión, se coló a la parte trasera de la pista y comenzó a caminar hacia el público.

 Cuando la gente se percató de la situación, primero los más cercanos, comenzaron los gritos y las corridas hacia la salida. Los que estaban frente a la jaula y a la manga tardaron un poco en darse cuenta porque las rejas les daba una falsa sensación de seguridad. Igual todo el mundo salió de la carpa en medio de una batahola descomunal ganando la calle y corriendo en distintas direcciones, especialmente hacia el centro del pueblo o, algunos chicos, subiéndose a los árboles.

 El león, que parece que no era tan indómito, mientras todos corrían, salió muy tranquilamente por la parte de atrás de la carpa destinada al movimiento de los artistas, hacia el descampado, donde el personal del circo lo atrapó y lo volvió a poner en el carromato. Pero a esa altura de la circunstancia la gente ya había huido despavorida. La mayoría estaba, expectante, a 150 metros, en la esquina de Mitre y Santa Fe. Desde allí, después de un tiempo, escucharon al locutor que por los parlantes los llamaba: "Regresen, ¡la bestia ha sido capturada!", decía.

 Con un poco de recelo, el público fue regresando de a poco. Y antes de continuar con la función devolvieron las cosas que en el desorden de la estampida la gente había perdido: "¡Se ha encontrado un zapato marrón de dama!... "Acá hay un birrete de conscripto!...", "¿Quién es la dueña de esta cartera negra?!..."

 Después retornó el espectáculo. Finalmente actuó el león Togo, dieron una obra de teatro típica del circo criollo y finalizó aquella función que quedó grabada en la historia. 

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La Señora de las Cañas.

Publicado en "Acercar a la Gente" Nº 81 - 28/08/07

Sin dudas, la historia de Santa Isabel no estaría completa si no se le dedicase un espacio a Aurora Buscarioli, conocida como la Señora de las Cañas.
 
 Sus orígenes se remontan a Villalpando, un pueblo de Castilla y León en España, lugar desde donde llegaron sus padres al corazón de la pampa húmeda, como tantos otros inmigrantes, buscando la realización de sus sueños. 

 Esta pareja de labradores se instaló en lo que hoy es el límite entre Santa Isabel y María Teresa. De ellos nacieron 7 hijos. Aurora fue la segunda, un ser muy especial, diferente, que alegró el hogar de sus padres el 30 de octubre de 1916 y que tuvo una juventud poco sencilla ya que, como mucama, debió trabajar mucho.
 Se casó con Pedro Cicci. Mientras él trabajaba en los galpones del ferrocarril, ella lo hacía en la fábrica de medias del Sr. Tavani. Tuvieron tres hijos: Rosendo, Cristóbal y Lucio. Aurora pedía con frecuencia a Dios por seguridad para sus hijos, alimentos y salud. Solo eso la conformaba.

 Se cuenta que una tarde, mientras lavaba medias en el patio de su casa, se acercó a ella una vecina con su bebé en brazos pidiéndole, entre llantos, que cure a su pequeño hijo. Aurora no entendía, le pedía que lo llevara al médico, pero la mujer insistía de un modo sorprendente.

 Aurora tomó un crucifijo que llevaba colgado al cuello y lo posó sobre el cuello de la criatura quien evidenció una rápida mejoría. Brotaron de sus labios palabras desconocidas. La fiebre bajó. Le recetó una infusión de Yerba de Pollo. El niño estaba totalmente curado. A cambio recibió una gallina y la fama que la acompañaría hasta su muerte.

 Comenzó a tener videncias. Existen sobradas pruebas de que fue consultada por gente humilde y también por personalidades de todo el país y del extranjero. Uno de los casos más conocidos fue el de las hermanas Norma y Mimí Pons. 

 No todas fueron rosas para Aurora. Sufrió persecuciones por parte de las autoridades y denuncias. Pero hasta la policía la consultaba aunque, muchas veces, el mismo agente que se había hecho atender la premiaba haciéndole pasar una noche fría en la celda.

 No cobraba ni un peso. Se valía de un crucifijo, cintas y cañas. Curó, atendió o sanó -o como se lo quiera llamar- hasta que sus fuerzas y su salud se lo permitieron. 

 Su deterioro comenzó cuando falleció su esposo. Él fue quién más la comprendió, el que luego de extenuantes jornadas en las que se enfrentaba con enfermos del cuerpo y del alma, la esperaba con unos amargos. Pata de Cabra, empachos, ojeaduras, borracheras, traiciones, celos. Todos pasaban por la modesta casa de calle 25 de Mayo.

 A fuerza de aliviar males ajenos olvidó los propios. Una ataque de presión la llevó a declinar, a sentirse perdida, a sumirse en un mundo desconocido para el resto de los mortales durante varios años. Murió acompañada de sus familiares en el año 2000, recibiendo o despidiendo el milenio. 

 Poderes extraordinarios, sugestión, propiedades curativas de ciertas yerbas, fe... O la combinación de todas ellas; tal vez esas hayan sido las armas que utilizaba para aliviar los cuerpos y las mentes, o para indicar el lugar en que se encontraba un objeto perdido.

 Dicen que su padre, al igual que ella, también tenía videncias. ¿Alguien habrá heredado esas facultades?

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